Revoluciones para rato
El cubano Iroel Sánchez y el venezolano Héctor Soto, de la mano de la asociación Aske-Alfonso Sastre, estánen Euskal Herria para explicar de primera mano la experiencia de sus respectivas revoluciones. Procesos que llenan páginas pero de los que se suele dar una visión distorsionada. Soto sale al paso ante quienes les acusan de utópicos. «Ojala la revolución bolivariana sea parte del renacimiento de las utopías», afirma.
Las revoluciones cubana y venezolana son tan criticadas como mal conocidas. Se llenan decenas de programas, debates, artículos y editoriales hablando de ellas. Sin embargo, tras casi medio siglo, en el caso de Cuba, y ocho años, en el de Venezuela, aún existen sobre estos procesos muchos prejuicios y malentendidos, a veces impulsados por quienes temen que otros sigan sus pasos. De la mano de la Asociación Aske-Alfonso Sastre, Iroel Sánchez Espinosa y Héctor Soto Castellanos han venido a Euskal Herria desde Cuba y Venezuela, respectivamente, para exponer sus puntos de vista sobre las dos revoluciones latinoamericanas que más dolores de cabeza provocan al «imperio». Héctor Soto es director del Gabinete del Ministerio venezolano de Cultura para el Desarrollo Humano e Iroel Sánchez, presidente del Instituto Cubano y fundador de la revista “La Jiribilla”. El pasado lunes dieron una charla en la casa de cultura Biteri de Hernani, que presentó el director de GARA, Josu Juaristi. Los conferenciantes desmintieron a aquellos que claman que las dos revoluciones están moribundas, y lo hicieron con mucho ingenio y buen humor. «Ojalá la revolución bolivariana sea parte del renacer de las utopías», respondía Héctor Soto a quienes les tachan de ingenuos por proponer la solidaridad y la igualdad de oportunidades como bases para un mundo más justo. Están dispuestos a demostrar a los escépticos que es posible, aunque «el camino se hace al andar, con errores incluidos», admitió. Este reconoció que, pese a «los logros espirituales y materiales» de la revolución, pese a todos los programas para extender la educación, impulsar la cultura y disminuir las desigualdades sociales, «la gran promesa de la revolución sigue sin cumplirse: no hemos erradicado la pobreza».
«No regalamos petroleo» Soto salió al paso de las acusaciones de la derecha venezolana de que el Gobierno regala el petróleo. «Los intercambios con otros países nos benefician también a nosotros. Venezuela es monoproductora, pero gracias a estos acuerdos, vendemos petróleo y obtenemos ganado de Argentina, médicos de Cuba...». Además, «utilizar los recursos para el desarrollo de los pueblos en vez de para enriquecerse» no es censurable, le apoyó Iroel Sánchez.
Héctor Soto explicó el secreto del éxito de Hugo Chávez en un escenario donde los venezolanos estaban desencantados con el sistema. «Antes de la revolución, las amantes de los presidentes venezolanos usaban los F-16 norteamericanos para ir de compras a Miami». Además, «los políticos hablaban a la gente humilde en unos términos que no entienden. Chávez ha descodificado este lenguaje. También ha unido a los venezolanos, les ha sacado del individualismo, ha incorporado al pueblo a la revolución y les ha devuelto la esperanza», resumió.Por su parte, Iroel Sánchez rebatió a aquéllos que predican que la libertad es el valor máximo de una sociedad «democrática». En su opinión, la libertad sin justicia sólo vale para perpetuar el sistema de clases. En esa «democracia», «los hijos de familias pudientes tienen todas las oportunidades para mantener una buena posición social y los hijos de familias pobres para seguir siendo pobres», argumentó. «Nosotros buscamos que el lugar donde vivan y el extracto social no sean obstáculos para mejorar», añadió. Para ello, explicó, es imprescindible cubrir las necesidades básicas de la gente: alimentación, salud y educación. «¿Cuántos talentos se pierden en Africa porque emplean todo su esfuerzo en sobrevivir?», preguntó. Iroel lanzó un mensaje tranquilizador sobre el estado de salud de Fidel Castro. «Está siguiendo un tratamiento y se está recuperando», dijo. También destacó la serenidad con la que el pueblo cubano ha encajado el traspaso de poderes, lo que demuestra, a su juicio, que la revolución está bien sustentada y que trasciende a un líder. «Estados Unidos tiene revoluciones para rato», desafiaron los compañeros. -
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