DONOSTIA
Un aficionado daba el lunes en una tertulia su solución a la crítica situación actual. Había que fichar a cinco jugadores en el mercado de invierno, dar la baja a Cifu, Novo, Rossato, Skoubo y Stevanovic y confiar en que se llegue a enero con diez puntos de desventaja con la permanencia. No decía los nombres sobre los cinco jugadores que debían ser fichados para tan optimista remontada.En las demás tertulias y comentarios de calle se da por hecho que esta plantilla no tiene calidad para mantenerse y que la solución sólo llega con fichajes. Y como los que están para fichar también dicen que son malos debe llegar primero un director deportivo con contactos para fichar buenos jugadores como el Sevilla. Se obvia que Monchi para fichar buenos jugadores puede pagar tres millones de euros anuales netos sólo en ficha a Poulsen...
Es el efecto claro del virus de la desconfianza que se ha apoderado de la Real y que amenaza con llevarla a Segunda por desconfiar de lo que le ha permitido estar cuarenta años ininterrumpidos en Primera. Es uno de los cuatro clubes que más años lleva en la máxima categoría con un presupuesto inferior a otros porque ha confiado en el fútbol guipuzcoano y en los jugadores que éste le ha dado porque no tenía elección por filosofía y por economía.
Elegir, pensar que cualquier cosa que está fuera es mejor de lo que hay en Gipuzkoa, ha sido la ruina deportiva y económica. Y lo triste es que el Consejo actual ha tenido la posibilidad de devolver al club a sus raíces y formar una plantilla competitiva con sólo cuatro no guipuzcoanos y tres extranjeros y se ha dedicado a traer jugadores que hasta ellos mismos reconocen que no son mejores de los que había. Y lo peor es que ha dejado ir o no ha querido traer a precios asumibles a jugadores con las características que faltan: un central como Brechet, un Iván Campo que agradecería Lotina para tener más calidad con el balón en sus dos pivotes defensivos, un organizador de buen dominio del balón y golpeo a balón parado como Arteta, un rematador como Llorente o un jugador de la velocidad de Aduriz.
Una plantilla guipuzcoana
El cuadro que acompaña estas líneas es el de la plantilla que no ha querido tener el Consejo. Todos los jugadores que aparecen tenían contrato en vigor para esta temporada cuando Fuentes asumió el cargo o han sido ofrecidos en condiciones asumibles, con la única discusión de Mikel Arteta, un jugador que entre la amortización de su traspaso y su ficha suponía un coste anual de entre 2,5 y tres millones de euros.Pero costaba eso porque es un gran futbolista, como demuestra en el Everton, donde ha sido titular indiscutible las dos últimas temporadas. La pasada disputó 29 partidos y esta ha jugado los trece de Liga como titular, con golazos como el que marcó el domingo. Su mayor problema era que no defendía mucho, pero con la marcha de Nihat y su sustitución por jugadores con más implicación en ese trabajo ese problema se podía asumir perfectamente.
Y el turco debió irse en enero al Spartak de Moscú, con lo que la Real habría cobrado 1,5 millones más de lo recibido del Villarreal, la mitad de los 2,9 que no se habrían ingresado de seguir Arteta. Y no se fue porque el Consejo no quiso fichar el pasado verano a Aduriz por tres millones y a Llorente por 450.000 euros. Amorrortu quería dos delanteros y en vez de fichar a dos guipuzcoanos que demostraban su progresión en Valladolid y Eibar y que entraban dentro de las posibilidades de un club que tenía tres millones para ofrecerlos por Duda, se prefirió a Quirino y Manchev.
Se llegó a ofrecer 890.000 euros el último día de mercado por el brasileño, que ahora es suplente en la Liga sueca en el Djugardens, mientras que el búlgaro no tiene ni la ficha tramitada con el Levante.
Amorrortu quería dos jugadores con velocidad arriba y al final llegaron jugadores que no tienes esas características como Novo, Skoubo y Stevanovic, éstos dos últimos fichados por los 3,5 millones que la Real no quiso invertir en verano por los dos guipuzcoanos. Skoubo llegaba tras no adaptarse en sus dos experiencias fuera de Dinamarca en Alemania e Inglaterra y en Donostia se empiezan a ver las razones de esos problemas de adaptación.
Stevanovic llegaba sin salir de Eslovenia ni ser internacional absoluto con 21 años, algo que no hacía esperar mucho más de lo ofrecido. Si Llorente y Aduriz hubieran llegado en verano, la Real no habría tenido problemas en invierno, con partidos que jugó sin delanteros tras la lesión de Kovacevic y la situación de Nihat y De Paula.
Y entonces no habría sido tan exigida la gran revolución que el Consejo quiso realizar para romper con una estabilidad en la parte baja de Primera que ahora cabe añorar. Ese deseo de hacer muchos cambios llevó a dejar escapar a dos jugadores como Alberto y Gabilondo cuya continuidad no podía cuestionarse en un equipo de cantera porque el tiempo demuestra que tienen nivel de Primera y que se necesitan más jugadores de casa con experiencia.
Alberto y Llorente, en ascenso
Al prescindir del portero para fichar a Bravo por 800.000 euros se dio la razón de que no podía competir con Riesgo cuando en los años anteriores los entrenadores había sentado algunos partidos al debarra. Ha recalado en un equipo con estructura y nivel de Primera como el Valladolid, que desde que es titular gana todos sus partidos y ya es segundo sin apenas encajar goles gracias, también, a los siete marcados por Llorente, el pichichi de Segunda.A Gabilondo se le ofreció renovar a la baja sin ejecutar una opción para ampliar de forma unilateral el contrato porque se estimaba que era demasiado alto para el rendimiento que daba. Pues ahora cobra más y juega de titular en el Athletic, donde ha disputado nueve partidos, siete de inicio, de los once de Liga con un buen nivel.
Por la misma razón la Real ofreció rebajar su ficha a Brechet. No aceptó y prefirió irse sin pagar el Sochaux nada por su fichaje. Se fue tras superar el problema que le impidió jugar el pasado año y tras demostrar pese a jugar poco una gran calidad humana y deportiva que le ha llevado a jugar los catorce partidos completos con el Sochaux, donde es capitán, líder y al que ha contribuido de manera decisiva a colocarle en la mejor situación de su historia reciente. Es séptimo a dos puntos del segundo, el potente Lille, con el que empató sin goles en el duelo del pasado sábado.
Se ha demostrado que lo mejor para la Real era seguir con Brechet, que no quería irse, y también haber aceptado el deseo de Iván Campo de venir. Quedaba libre tras acabar su contrato con el Bolton y su representante Miguel Angel Cermeño lo ofreció. Si la Real fuera fiel a la filosofía que dice tener no habría tenido posibilidad de elegir porque debería fichar a todos los guipuzcoanos de primer nivel que quieran jugar en el club.
Pero se descartó su ofrecimiento por motivos técnicos sin trasmitirle ninguna oferta a un jugador que al final renovó por el Bolton, en el que es básico al jugar los trece partidos de Liga, doce como titular, y contribuir con su juego y sus goles a que ocupe la sexta plaza, a sólo dos puntos del tercero. Plaza que ocuparía de no perder por 1-0 su último partido con el Everton, resuelto con golazo de Arteta que ha dejado a su equipo séptimo, con un punto menos.
El asesor de Campo y Prieto
Pues en lugar de tener a jugadores guipuzcoanos que ahora luchan por entrar en la Champions en la Premier, Bakero prefirió gastar tres millones en Rivas y 450.000 por Juanito. Y no fichar a Iván Campo puede tener efectos negativos en la renovación de Prieto, que tiene al mismo representante. Un ex directivo realista da por hecho a GARAque no renovará precisamente por su asesor tras una experiencia vivida con él.Y la Real se gastó 500.000 euros en Fabio Felicio y se repescó a Rossato pese al deseo del Sporting de Braga de continuar con él y ninguno de los dos ha demostrado ser mejor que Gabilondo. Y Bakero quiso fichar a última hora al tipo de delantero que se buscaba un año antes.
Cuando el Consejo accedió a pagar los tres millones por Rivas porque era el eje de su proyecto Bakero dio a entender que con eso ya estaba satisfecho, pero luego pidió fichar a Johnson por 1.200.000 euros, petición rechazada. Sólo se accedió a lograr una cesión que al final no se cerró. En esas condiciones el Liverpool ofrecía a Sinama Pongolle, del que Xabi Alonso dio buenos informes. Pues mientras la Real perdía el tiempo con un norteamericano, el Recreativo se hacía con la cesión de un delantero que ya da un muy buen rendimiento.
Y lo malo es que en lugar de analizar por qué la Real no tiene ahora esos dos o tres jugadores que va a intentar lograr cedidos en un mercado invernal muy complicado, no se aprende de los errores y se sacan conclusiones equivocadas. Porque si la Real no ha acertado en las incorporaciones no ha sido por no gastar dinero, sino por no ser fiel a su filosofía. Se han gastado 8,5 millones en traspasos. El Recre ha gastado una tercera parte este verano y ha incorporado jugadores de mucha calidad y por eso está arriba en la tabla. Y el Zaragoza se ha gastado en Aimar lo que recibió por Cani, pero el resto han llegado sin pagar traspasos.
El problema de la Real es que el dinero se ha destinado a traspasos y no a incrementar el volumen destinado a pagar fichas. Y en los baremos que se han establecido no entran Brechet, Arteta, Iván Campo, Gabilondo y no entrará Xabi Prieto ni lo que cobran ahora algunos.
Una plantilla para confiar más
Y por eso la Real tiene una plantilla peor de la que podía haber tenido con un menor coste global, pero no es tan mala como para desconfiar tanto. Es suficiente para mantenerse. Porque uno no entiende por qué se valoran tan poco circunstancias que han perjudicado mucho el equipo. La pretemporada parece que la ha diseñado un enemigo y los que hablaron tanto de la pasada mucho mejor que ésta no dicen nada. Otros años se ha discutido la preparación física y ahora no se habla de eso. Las decisiones arbitrales han sido perjudiciales en muchos partidos y ni se recuerda. Y las lesiones han impedido tener a Xabi Prieto, Kovacevic y Skoubo con continuidad y parecen un problema menor. Y los entrenadores no han sabido sacar provecho a la plantilla. Como decía un técnico de la Real, «este equipo demostró el año pasado que sabe jugar a fútbol. Nos meterían goles, pero los metía con facilidad». Pero nada. Si la Real ha metido un gol en los cuatro partidos de Liga con Lotina es sólo porque los jugadores son malos. Porque si se ha cambiado de entrenador y el juego es malo no va a ser culpa de los entrenadores. Si se cambia los jugadores y el juego es peor tampoco, aunque jueguen dos medios centros como Juanito y Garitano y un jugador que lleva dos años sin jugar y tres entrenamientos con el equipo. La culpa de todo es que los jugadores son malos y hay que cambiar a cinco, o a once, como planteó un periodista tras el partido contra el Espanyol.
El milagro es que en ese ambiente de desconfianza, con lo nada que se le ha ayudado a esta plantilla, la Real esté a cuatro puntos de la permanencia tras acabar un partido crítico con sólo tres de los trece extranjeros fichados por el Consejo en quince meses y con cuatro jugadores que en enero estaban en el Sanse. Y menos mal, porque fueron de los mejores. Y es que hay que confiar en lo que ha funcionado siempre.