Oreka Tx edita un disco doble sobre su proyecto multicultural «Nömadak»
Primero fue el viaje, luego la película y ahora el disco, «el alma» del ambicioso proyecto de Harkaitz Martínez de San Vicente e Igor Otxoa, integrantes de Oreka Tx. Los txalapartaris presentaron ayer en Bilbo el segundo fruto de ese sueño iniciado hace cuatro años. Grabado en India, Mongolia, Laponia, Sahara y Euskal Herria, el disco presenta catorce temas llenos de colaboraciones, que juntos componen un mosaico de culturas en el que la txalaparta actúa de eje vertebrador.
BILBO
“Nomadak Tx”, autoeditado por Oreka Tx, es un cuidado trabajo que incluye la música de la película del mismo nombre, pero no es una simple banda sonora. Además de las canciones que se pueden escuchar en el film que acaba de ser premiado en el Festival de Cine de París, se incluye un disco extra con grabaciones realizadas durante los viajes, el trailer de la película y un cuaderno de viaje con textos y dibujos que reflejan las experiencias vivida. Los discos incluyen además un pedazo de celuloide correspondiente a seis fotogramas auténticos de la película, lo que hace de cada cd un ejemplar único.
La música original ha sido compuesta por Harkaitz Martínez de San Vicente, que también ha hecho las labores de producción, junto a Angel Unzu, autor a su vez de los arreglos. La grabación ha durado cuatro años, ya que el primer viaje tuvo lugar en 2003 por la India. «Hemos grabado en todo tipo de sitios, desde iglús hasta haimas, pero también en estudios profesionales tanto de fuera como de dentro de Euskal Herria. Hemos hecho el disco sin prisas y lo hemos producido nosotros porque lo principal era quedarnos contententos con el resultado», indicó ayer Igor Otxoa. Junto a los txalapartaris han colaborado en este disco Mikel Laboa, Pello Ramírez y otros intérpretes vascos, además de músicos de India, Noruega, Laponia, Mongolia, Khakasia, India, Sahara y Sudán. «La txalaparta ha sido la excusa y el modo de conocer otras culturas. El objeto del viaje era llegar a los pueblos nómadas y ver qué importancia tiene la música en ellos», señalaron estos músicos que se adaptaron a cada lugar, tocando txalapartas de hielo en Mongolia y txalapartas de piedra en el desierto.
|