Como la vida misma, así es el fútbol. De la tristeza a la alegría, de la desilusión a la esperanza, en apenas dos partidos. No hace mucho se hablaba de la competición europea como un pesado lastre a la vista de la falta de rumbo en el torneo de la regularidad y ahora ya se hacen cábalas para estar en el sorteo de los dieciseisavos. Los resultados producidos en la jornada continental han puesto a tiro de piedra la clasificación y sólo otro capítulo de relajación de la plantilla pondría en serio peligro traer algo positivo de Italia. Ahora las cosas se ven con un cristal diáfano y quien sabe si la línea que ha emprendido Osasuna continúa en la difícil visita a La Romareda, dando la campanada en el último partido de la jornada. - Natxo MATXIN