De lo que se trata ahora es de preparar el terno para una andanada represiva que nos devuelva a los peores tiempos del aznarato. Y a ello se dedican con entusiasmo algunos. Po ejemplo, los editorialistas de “El Correo Español” y “El Diario Vasco”. En su pieza de ayer aplaudían la prohibición del acto convocado por el movimiento pro amnistía en Anoeta porque «independientemente del basamento jurídico del auto del juez Moreno, el mantenimiento de una convocatoria realizada con anterioridad al doble asesinato cometido por ETA con el brutal atentado de Barajas confería a la cita un ánimo especialmente cruel e indignante». O sea, que sólo se puede celebrar un acto político si lo que se reclama le gusta al editorialista. Bien está saberlo.

Y dice que es «cruel e indignante» respecto a los dos fallecidos a consecuencia de la explosión y, también, para «la dignidad de cuantas personas han sido y siguen siendo víctimas del terrorismo, y para una sociedad que no está dispuesta a conceder los beneficios de la permisividad a una trama organizada que tan insensible se muestra ante el sufrimiento ajeno que ella misma causa». Ahora viene lo bueno: «Es habitual que el entorno de ETA se cubra ante las reacciones que provoca la barbarie terrorista en la opinión pública haciendo uso de su consabido victimismo. Si victimista e inaceptable es la conducta de quienes reivindican la amnistía para los presos de ETA, pretendiendo ocultar con su demanda que esos presos están encausados o condenados por terribles delitos, más repudiable resulta el empecinamiento de negar sistemáticamente el daño causado tratando de que el verdugo aparezca como víctima». O sea que protestar porque la libertad de asociación, reunión, asociación y expresión están pisoteados de forma sistemática es «victimismo». Curiosa teoría.

De lo que se trata, en definitiva, es de dar cobertura al delirio antidemocrático que inauguró Aznar y al que, no lo olvidemos, también se sumó ZP. Te zurran y te dicen que no seas quejica. Y por si a algún juez se le pasara esto por alto, se lo dice clarito el editorialista: «la querencia de la izquierda abertzale por la impunidad interpela también a los demás poderes e instituciones del Estado, a los partidos políticos y a la sociedad en su conjunto, que tienen la obligación moral de contrarrestar el cinismo de una izquierda abertzale ilegalizada, insensible a las dramáticas consecuencias de la violencia terrorista». Ya sabemos lo que viene a continuación... - msoroa@gara.net