Se disponía este servidor a desayunar, como acostumbra, café con leche y algo que denominaré como galletas integrales, o lo que es lo mismo, una especie de prensado de salvado de cereales que favorece la expulsión de las heces... Bueno, pues eso, iniciaba la ingesta diaria del evacuador natural y leo en su caja que son prebióticas. ¿Prebióticas? Es decir, ¿anteriores a la vida? Y recuerdo al bioquímico Alexander Oparin que en su obra “El origen de la vida” habla de «sopa prebiótica» (metano, amoníaco, hidrógeno, y vapor de agua) que dieron origen a la vida.

Después leo en un diccionario que prebióticos son los hidratos de carbono que tenemos en el colon, (¡donde la mierda, vamos!), y que favorecen su expulsión. Y ¡qué curioso!, la parte de la fisiología que se refiere al estudio de los excrementos se llama escatología (del griego skatós, «hez») pero también se denomina con el nombre de escatología, el estudio sobre las realidades últimas profesadas por el cristianismo y por lo tanto sobre las esperanzas en las que se sostiene (del griego éschatos, «último») La misma palabra nos hace referencia a Dios y a la Mierda. Principio y fin, lo mismo.

Después de masticar setenta veces siete las condenadas prebióticas, hojeando la prensa me desayuno con la noticia de que Javier Zaragoza, fiscal jefe de la Audiencia Nacional (antes TOP) ha interpuesto dos querellas, una contra Nicola Lococo y otra contra Rodríguez y Ripa por criticar al monarca español haciéndose eco de una noticia aparecida en la prensa de Rusia sobre la responsabilidad del Borbón de la muerte de un oso, tan amoroso como ebrio, durante una cacería en aquel país.

Javier, que es de Teruel, esa provincia no prebiótica sino probiótica porque también existe, es un fiscal progresista, y es progresista porque pertenece a la UPF (Unión Progresista de Fiscales). El mismo dio el visto bueno a la petición de noventa y seis años de pena para Iñaki De Juana por dos artículos. Después, como en la Audiencia Nacional son todos progresistas, sólo le impusieron doce. En el caso de hacer bromas sobre el Borbón, imagino como poco la horca, ya que de la guillotina son poco partidarios los monarcas.

Pues nada Javier, me despido de ti y de todos los progresistas monárquicos como tú.

A diós y ¡a la mierda!, en el sentido escatológico, por supuesto. -