Los asuntos de la cartera y la cesta de la compra siempre despiden el año e, invariablemente, le dan la bienvenida al siguiente. Siempre con subidas. El 29 diciembre se conocían las subidas de suministros esenciales regulados por la Administración española, como electricidad y gas, entre otros, que comenzaron a aplicarse con el cambio de año, mientras que el pasado día 2 se conocían los datos estadísticos sobre la evolución de los precios de los alimentos a lo largo de 2006.

Las alegrías para el bolsillo escasean entre los porcentajes de los diferentes productos de la cesta que, junto a la imparable escalada del Euribor, el aumento del precio de la vivienda ­inabordable en gran medida en Euskal Herria­ y las previsiones de precios para el año recién estrenado, también hacen pensar en el crecimiento del número de familias con problemas para llegar a final de mes. Pero esa es otra historia.

Entre los datos publicados por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio español destaca la patata, la humilde patata, protagonista estos días porque el año pasado fue el alimento fresco que más subió, el 20,99%. En la tasa interanual siguieron a las patatas la carne de pollo fresca, que se encareció el 16,83% ­prácticamente nadie se acuerda de la gripe aviar que hundió el precio del pollo en 2005­ y la lechuga (15,81%).

En cuanto a los alimentos envasados, el aceite de oliva subió el 7,65%, muy por debajo del alza que registró en 2005, que fue del 18,48%.

Pero, ¿se han enriquecido los productores de patatas arabarras? Iñaki Fernández de Larrea, presidente de UAGA y miembro de la Ejecutiva de EHNE, no lo cree. «Dependemos mucho del mercado de importación. En Europa ha habido una producción menor, los precios han subido y aquí ha ocurrido lo mismo. Aquí, además, cada vez se siembra menos patata», afirma.

En opinión de Fernández de Larrea también habría que analizar otras cuestiones. Así, por ejemplo, apunta que de las 1.600 hectáreas destinadas a la patata en Araba, 600 han sido contratadas «para frito» ­empresas como Matutano y otras­ , a un precio de 12 céntimos el kilo.

Otros cientos de hectáreas, señala Fernández de Larrea, han sido contratadas para patata con label, de diferentes variedades y de siembra, y ahí los precios están entre 12 y 18 céntimos el kilo. El resto de la superficie cultivada, afirma el presidente de UAGA, está en el mercado libre, que está «bastante fuerte», apunta. «El productor puede estar recibiendo en torno a los 24 y 30 céntimos el kilo, dependiendo de la variedad», añade.

Según Fernández de Larrea un precio medio, un «precio justo» para el productor estaría en torno a los 15 céntimos en octubre ­en las grandes superficies el kilo ronda el euro­, cuando se recoge el tubérculo. Precio que debería ir ascendiendo durante el almacenamiento porque en esta fase va perdiendo peso.

En cualquier caso, Fernández de Larrea insiste en que la principal causa del ascenso es la dependencia, ya que se paga más que la que se compra aquí y, además, hay que añadirle los portes del transporte. Por cierto, gran parte de la patata que llega al mercado procede de la región francesa de Champagne.

Sin embargo, seguramente el aumento del precio de la patata no provoca pánico ni quita el sueño a los consumidores como lo hace el Euribor, auténtica espada de Damocles sobre la economía de muchísimas familias durante el año pasado y que en el presente amenaza con causar aún mayores estragos entre los hipotecados.

El ascenso en más de un punto del Euribor a lo largo de 2006 ha dificultado aún más el acceso a la vivienda y ha supuesto una puñalada en la economía familiar, que tiene que hacer frente a una cuota «de más» al año.

El Euribor superaba el 27 de diciembre pasado el 4%, un nivel que no se conocía desde mayo de 2002. Se trató de la cotización alcanzada en una jornada ­4,03% a doce meses, índice de referencia­ pero venía a confirmar la tendencia alcista, que llevó a cerrar el año con un valor en torno a 3,90%.

El Euribor a doce meses se situó a comienzos de 1999 en el 3,209% y desde entonces su valor máximo ha sido de 5,341%, el 28 de agosto de 2000, y el mínimo de 1,929%, el 16 de junio de 2003. En 2006 concluyó en la eurozona un ciclo de tasas bajas y comenzó la llamada normalización política monetaria del área con cinco subidas de los tipos de interés.

Estos ascensos han disparados todas las alarmas por el alto endeudamiento ­el precio de la vivienda se ha duplicado desde 2000­, y asociaciones de consumidores han advertido de la posibilidad de que muchos consumidores pierdan sus casas porque han llegado a un punto en el que ya no pueden apretarse más el cinturón para hacer frente a nuevas subidas.

Frente a esta visión «alarmista», otros agentes opinan que son pocos los que realmente no pueden hacer frente a sus hipotecas, y destacan que antes de pedir un préstamo de este tipo la gente hace muchas cuentas para saber si podrá afrontarlo.

Para completar el temible panorama de la compra de una vivienda y los créditos hipotecarios, Donostia, Bilbo y Gasteiz figuran entre las capitales en las que el metro cuadrado supera la media del Estado español (2.763 euros). En concreto, en Donostia llega a los 3.807 euros el metro cuadrado, según datos de la Sociedad de Tasación (ST). Esta entidad indicó que el precio medio de las viviendas nuevas en las capitales de provincia se habían incrementó un 9,8% en 2006. En Nafarroa, por contra, creció el 7,6%.

Vino y anchoas

Volviendo a la cesta de la compra, en 2006 no ha sido el aceite el alimento envasado que más se encareció, sino el vino tinto (8,25%), y también subió el atún claro en aceite (6,99%). Por el contrario, descendieron los mejillones en escabeche (6,41%), las gambas congeladas (-4,59%) y la harina de trigo (3,74%). Mientras que, dentro de los productos frescos bajaron la anchoa (7,73%), la chirla (-6,76%), el jurel (-6,50%), la merluza (4,4%) y la naranja (-6,01%).

La razón del descenso del precio de la anchoa se debe a que el producto que llega a los comercios no es el apreciado boquerón del Cantábrico, por la veda impuesta por Bruselas, sino que procede de otros mares.