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Gara > Idatzia > Iritzia > Gaurkoa 2007-01-15
Carlos Varea - Coordinador de la Campaña Estatal contra la Ocupación y por la Soberanía de Iraq
Bush vuelve a equivocarse

Las fuerzas de ocupación de EEUU recurrieron el martes a aviones de combate F-15 y helicópteros Apache en el intento de ocupación del distrito de la capital iraquí delimitado por la avenida Haifa, que bordea el río Tigres en su margen derecha y se sitúa a muy pocos kilómetros al norte de la denominada Zona Verde de máxima seguridad.

Los combates se habían iniciado el sábado, pero alcanzaron su máxima intensidad el martes, cuando fuerzas de seguridad iraquíes intentaron penetrar en el interior del barrio en el transcurso de la mañana. Ante la rápida y eficaz movilización de los vecinos, fuerzas terrestres y aéreas de EEUU hubieron de intervenir en ayuda de los soldados de la Guardia Nacional (nuevo ejército iraquí), a los que auxiliaban también ­según han informado testigos presenciales­ paramilitares del Ejército del Mahdi, de la corriente de Moqtadar as-Sáder.

Intensos combates

De fuerte implantación nacionalista, en este distrito habían residido en décadas anteriores exilados árabes (particularmente sirios) y refugiados palestinos. Al menos desde 2004 el barrio estaba fuera del control de los ocupantes y de las fuerzas colaboracionistas, después de que las tropas de EEUU renunciaran a permanecer en él dada la regularidad de ataques que sufrían sus patrullas a lo largo de la avenida Haifa. Por su cercanía a la Zona Verde, la resistencia iraquí bombardea regularmente desde sus calles esta área de máxima seguridad, que alberga sedes diplomáticas ­incluidas las embajadas de EEUU y Reino Unido­ y edificios gubernamentales, además del Parlamento y el Hotel al-Rashid.

Según un portavoz del Pentágono, 400 soldados estadounidenses y 500 iraquíes habrían participado en los combates con los vecinos de este barrio, que duraron 11 horas, uno de los más fuertes enfrentamientos habidos en la capital desde el inicio de la ocupación y en el que los estadounidenses tuvieron que recurrir a ataques desde aviones y helicópteros contra áreas residenciales en pleno centro de la capital, en concreto contra la barriada de al-Mashahdah, de casas mucho más humildes que los altos edificios que bordean la avenida Haifa tras la que se sitúa. Un portavoz militar de la brigada estadounidense Stryker, implicada en los combates, ha reconocido que han sido inusitadamente violentos, así como la capacidad de los militantes iraquíes de la zona, quienes recurrieron al uso de morteros y fuego de francotiradores, combatiendo edificio por edificio).

Fuentes militares de la ocupación y colaboracionistas iraquíes han informado que los combates habían causado medio centenar de muertos entre los defensores del distrito y que habían sido detenidos otras 21 personas, entre ellos algunos de los pocos residentes sirios que permanecían en la zona. Medios árabes citados por al-Basrah han informado que, por el contrario, las bajas se han producido principalmente entre los asaltantes, y que los muertos ha- bidos entre los vecinos eran civiles. Un portavoz de la Asociación de la Ulemas Musulmanes ha informado a al-Jazeera de la ejecución sumaria de 12 jóvenes capturados por los atacantes.

Medios de comunicación y residentes en el barrio confirmaban ayer miércoles el cese de los combates y que el distrito permanece cercado por soldados y paramilitares, pero que no ha sido ocupado.

Plan Bush, Plan al-Maliki

En contra de lo indicado inicialmente, los combates no se iniciaron el sábado porque una patrulla de la policía iraquí fuera atacada por miembros de la resistencia al intentar recuperar un grupo de cadáveres, víctimas de la violencia sectaria, sino con el ataque de soldados de la Guardia Nacional a un puesto de control de la resistencia a la entrada del distrito, según ha reconocido posteriormente un portavoz del ministerio de Defensa iraquí.

Ciertamente, no se ha tratado de un incidente fortuito. Ali al-Dabbagh, portavoz del gobierno iraquí, ha indicado que el asalto contra el barrio de Haifa habría tenido por objeto desalojar a los combatientes de la resistencia y lograr el control de esta vía que conduce directamente a la Zona Verde. Al-Dabbagh ha identificado como baazistas a los combatientes del distrito. Por su parte, un mando militar estadounidense justificaba la intensidad de los ataques recordando que «Šesta área ha estado sometida a una continua actividad insurgente que ha perturbado repetidamente operativos [de seguridad en la capital]».

El intento de ocupación de la zona de la avenida Haifa sería así el primer ensayo de la puesta en marcha del cuarto ­más de lo mismo­ plan de seguridad para Bagdad anunciado por el primer ministro al-Maliki y de la denominada «Nueva estrategia de EEUU para Iraq», presentada por Bush el 11 de enero. Ambas suponen en primera instancia un nuevo intento coordinado de controlar los barrios de la capital aún no sometidos a las milicias de las formaciones confesionales shiíes del gobierno al-Maliki, como ya ocurriera meses atrás por ejemplo con el intento de ocupación del barrio de Adamiya. Al contrario de lo que se reitera en estos días, los militares estadounidenses vendrían así en auxilio de los paramilitares sectarios, que llevan meses intentando dominar por medio del terror de sus escuadrones de la muerte los barrios de la capital aún fuera del dominio gubernamental y de los ocupantes.

La batalla por Bagdad

Ciertamente, el asalto contra la avenida Haifa y la directa implicación estadounidense anticipaba en pocas horas la presentación por Bush de sus planes inmediatos para Iraq, ya conocidos de antemano en lo básico, esencialmente un incremento de tropas de ocupación hasta más de 21.000 efectivos adicionales destinados a combatir a la resistencia, aumento al que el gobierno colaboracionista iraquí ha dado ya la bienvenida ­como era de esperar­. Estas tropas suplementarias se desplegarán esencialmente en Bagdad y en la provincia de al-Anbar, con lo cual se abunda en la implicación militar directa estadounidense en la guerra contra la resistencia iraquí, en contra de lo recomendado por mandos militares de EEUU, por el Grupo de Estudios de Iraq demócrata-republicano y por instancias internacionales. Qué remedio: mantenimiento del compromiso de combatir a la resistencia ante la evidencia de la incapacidad de los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes de asumir tal tarea, complementado con una nueva petición de incremento presupuestario para una ya in- viable y tardía reconstrucción de Iraq.

A cambio de todo ello, Bush ha reiterado muy discretamente en su discurso la obligación del gobierno de al-Maliki «de asumir sus responsabilidades» en el control de la seguridad del país y en moderar la escala de violencia sectaria y limpieza étnica que llevan a cabo las milicias confesionales shiíes de su propio gobierno (particularmente, El Ejército del Mahdi de as-Sáder), algo a lo que el primer ministro iraquí se ha mostrado reiteradas veces reticente sabedor de que su cargo, más que de los estadounidenses, depende ya del complejo equilibrio entre los dirigentes religiosos, clérigos y ayatolás, que controlan los partidos y corrientes del confesionalismo político shií colaboracionista.

Así , la imagen del intento de ocupación de la avenida Haifa es muy clarificadora: tropas de EEUU salvando la cara a soldados iraquíes y a paramilitares de as-Sáder en su intento de controlar un barrio en el corazón de Bagdad. Es la imagen del futuro inmediato de Iraq y de la extremadamente precaria continuidad de la presencia estadounidense en este país: más implicación militar directa de EEUU en la lucha contra la resistencia y obligada tolerancia hacia la actuación de los escuadrones de la muerte y los paramilitares sectarios que mantienen el gobierno de al-Maliki.

Con el tiempo ya contado de permanencia en la Casa Blanca, con la opinión publica interna en contra, Bush ha optado por intentar salvar las apariencias mientras conduce irremediablemente a EEUU a la derrota y a Iraq a su destrucción. -

© “Rebelión”


 
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