Sarkozy, elegido candidato al Elíseo con el 98% de los votos
Con el apoyo del 98% de los votantes y una participación del 69% de la militancia, el ministro de Interior francés, Nicolás Sarkozy, fue proclamado ayer candidato del partido conservador Unión por un Movimiento Popular (UMP) a las presidenciales francesas, que se celebrarán en abril. Ya elegido candidato, Sarkozy habló de «tranquila ruptura».
PARIS
El ministro del Interior francés, Nicolás Sarkozy, recibió ayer el apoyo del 98,01% de los votantes de la formación política conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), en una votación que contó con la participación del 69,01% de los 336.000 afiliados que tiene el partido conservador. Solo en liza, su elección estaba asegurada. Sin embargo, la incógnita era la tasa de participación, que finalmente fue elevada, pese a las diferencias reivindicadas entre los sarkozystas y chiraquianos en las últimas semanas. Sarkozy, descrito por sus conciudadanos en un sondeo reciente como «enérgico», «autoritario» y«excesivo» declaró que debe ganar «para todos los franceses» y que espera ser el «presidente del pueblo». «Mi Francia, es la Francia de todos los trabajadores, de aquellos que no creen en el inmovilismo de los socialistas», señaló el candidato conservador, que encara el sueño de su vida, acceder a la presidencia del Estado francés, con una apuesta por una «tranquila ruptura».
«Como una apisonadora»
La lucha contra la inseguridad y la inmigración ilegal son los dos pilares sobre los que «Speedy Sarko» ha construido buena parte de su popularidad, situándose muy por delante del presidente, Jacques Chirac, o del primer ministro,Dominique de Villepin. Sarkozy ha acuñado fama de «ir por la vida como una apisonadora» y aunque algunas encuestas en vísperas de su proclamación como candidato al Elíseo le adjudican «la talla» de un jefe de Estado, también señalan que «inquieta» al 51%. Respecto a la Unión Europea, el ya proclamado candidato de la UMP, Sarkozy manifestó ayer que «con la ampliación sin límite de Europa, se corre el riesgo de destruir la unión política europea. Eso no lo aceptaré nunca». Advirtió, asimismo, de que «no resucitaremos la Constitución europea». En el ámbito económico, se pronunció por una Europa que «proteja» y no sea «un caballo de Troya de todos los dumpings», que exija «reciprocidad» en el comercio, y se dote de un «gobierno económico». Reiteró su rechazo a toda regularización masiva de inmigrantes en un país de la UE sin el «permiso» previo de sus socios, porque el espacio de Schengen es «un espacio abierto».
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