Chocolate negro en lugar de aspirina. ¿Golosa receta, no? Pues investigadores de la Johns Hopkins University School of Medicine han presentado en el último congreso estadounidense de cardiología los resultados de un estudio que, por resumirlos, vienen a sugerir que, con tomar un par de tabletas al día, el riesgo de ataque cardiaco se reduce a la mitad. Lo descubrieron por casualidad, como otros muchos grandes logros científicos o médicos.Eso sí, como recogen en la web Consumaseguridad.com, el beneficio es debido exclusivamente al cacao presente en porcentajes elevados, ya que, según los autores del estudio, «en la medida en que dicho cacao es sustituido por leche, emolientes o azúcares, el remedio pasa a convertirse en una ponzoña». Este suele ser el principal problema del chocolate que ingerimos hoy: demasiado azúcar y poco cacao del bueno.
Pero el hecho es que sobre los efectos beneficiosos, o en contra de ellos, de un producto como el chocolate se ha hablado tanto como de los que popularmente se conceden del vino. La ciencia médica parece atribuirle propiedades beneficiosas como ser un buen antioxidante por encima incluso de los atribuibles al vino tinto o al té o una sustancia rica en flavonoides, amén de otras muchas bondades euforizantes o afrodisíacas. Como describe el siquiatra Javier Medrano, autor de la lograda recopilación ‘‘Psiquiatría Insólita’’, en la web de la Asociación Vasco-Navarra de Salud Mental, «una onza de chocolate es una farmacia que contiene todo tipo de sustancias químicas».
Lo cierto es que este producto que los aztecas elaboraron por primera vez y legaron al mundo es objeto en los últimos tiempos de una intensa búsqueda de bondades terapéuticas, algunas de las cuales, no exentas de cierto grado de curiosidad, las aporta el propio Medrano.
Es el caso de unos investigadores finlandeses que trataron de averiguar si el consumo de chocolate y las experiencias estresantes de las embarazadas guardaban relación con el temperamento del bebé a los seis meses de vida. Hallaron que las madres que consumían chocolate a diario tenían una percepción más positiva de la forma de ser de su bebé. En síntesis, que el consumo de este producto protegió a las madres frente al estrés del embarazo.
No obstante, existe otro estudio que sugiere que existe una ligazón entre el consumo de chocolate y los trastornos que tienen que ver con el sueño; a más chocolate, más pesadillas. También hay investigaciones que concluyen que la fibra de cacao reduce el colesterol «malo» en un sensible porcentaje. Incluso hay quien asegura, científicamente, que ayuda a contener la tos.
Tampoco salen más granos en la cara por abusar del chocolate; y es que, aunque una dieta sana mejora siempre el estado de la piel, el acné se debe a una producción excesiva de sebo causada por factores hormonales, no dietéticos. De la misma manera que es falso que no se pueda comer chocolate en medio de problemas intestinales. Es más, un nuevo estudio sobre los beneficios del cacao correlacionaba su consumo con efectos contra el estrés en niñas y niños recién nacidos.
Curiosas conclusiones
Existen incluso investigaciones más llamativas aún que tienen que ver con el chocolate. En Gales, los autores de un estudio constataron el buen gusto de las enfermeras y residentes médicos más veteranos cuando se les pidió que probaran unos bombones y definieran su sabor. Los sanitarios másjóvenes y el personal médico más experimentado, demostraron menos pericia.
Y todo por esa costumbre arraigada entre muchos pacientes de regalar a su médico bombones como agradecimiento, siempre que todo haya ido bien.
Alimento de los dioses, polifarmacia, la realidad es que pocos son capaces de resistirse al placer del chocolate, más allá de sus supuestas propiedades afrodisíacas, que defendía Casanova, o vigorosas que le atribuía Hernán Cortés. Y entre quienes menos reprimen ese impulso están las mujeres. Hay estudios que constatan elevados niveles de féminas que padecen craving o querencia por los dulces y chocolate incluso alguno liga un deseo mayor durante la menstruación.
No parece que haya detrás una razón hormonal o afectiva, por lo que se apunta a que puede deberse más a una cuestión cultural, aun cuando hay investigaciones que afirman, literalmente, que «la adicción al chocolate y a la pizza provoca la misma respuesta cerebral que a la droga». ¡Chocoladictos! -
GASTEIZ