ELGOIBAR
Sileshi Sihine y Mestawet Tufa pusieron el toque etíope con sus victorias en la 64ª edición del Memorial Juan Mugerza y ambos cumplieron pronósticos en una mañana gris, con una temperatura agradecida para correr en un terreno sin barro y con la hierba a punto. Sihine se estrenó en Euskal Herria y no tuvo ningún problema para suceder en el palmarés del cross internacional de Elgoibar a afamados compatriotas de la talla de Mamo Wolde, con cuatro victorias en la década de los 60, Fita Bayessa, en los 90, o los hermanos Bekele ya en 2000.
Otros mejores que él, como su paisano Gebreselassie, compitieron en el Mugerza y fallaron. Sihine estaba al corriente, la víspera le habían puesto al día, así que tomó nota. Callado y observador, se limitó a demostrar ante una afición que respondió asistiendo a Mintxeta por qué es uno de los mejores fondistas del mundo.
El portugués Fernando Silva fue su primera víctima tras establecerse un cuarteto que no llegó lejos. A ritmos poderosos, superaban los kilómetros a menos de tres minutos. Así que descolgado el subcampeón europeo de cross, el siguiente en desaparecer de la cabeza fue el español Juan Carlos de la Ossa. Sólo el eritreo Ali Abdallah le hizo frente, pero el futuro de la pareja tenía los minutos contados, así que el segundo africano pagó el esfuerzo y terminó quedándose sin podio.
Sihine afrontó la última vuelta grande ya en solitario. Antes del toque de campana ya había acabado con todos, mientras por detrás continuaba el trabajo que premió a los españoles Chema Martínez y Juan Carlos de la Ossa, quien corrió sin zapatillas de clavos para asombro del vencedor, con los otros dos puestos de honor.
La sombra de Kenenisa
La historia de Sihine es la de tantos atletas africanos, aunque pocos hayan obtenido sus beneficios. Comenzó a correr en la escuela, tiene cuatro hermanos dos chicos y dos chicas que también practican el atletismo pero no llegan a sus resultados.A Sihine, que el 29 cumplirá 24 años, le ha sonreído la vida y cuenta con un palmarés de los consistentes. Por algo es la sombra de Kenenisa Bekele, vencedor en el mismo escenario hace cuatro años, con el que ha compartido sus momentos más emocionantes. La imagen de los dos atletas ondeando la bandera etíope se ha repetido en varias ocasiones, siempre con Kenenisa en las alturas y con Silesi agarrando, según se tercie, el bronce o la plata.
Es el actual subcampeón olímpico de 10.000 metros y mundial 5.000, 10.000 y cross y «entreno para ganar a Bekele», dice relajado. Ambos coincidirán en Itálica, pero Sihine se resigna: «El es el mejor». Así que a estas alturas se esfuerza en no pensar demasiado en el próximo Mundial de cross, el primero sin Bekele en los últimos seis años, que además se va a disputar en Kenia, la tierra de sus rivales por excelencia.
El público más joven no entiende de jerarquías. Ayer se lanzó en masa a la caza del autógrafo con Chema Martínez como la novedad del día. El madrileño, a sus 35 años, es un fijo en la carrera y reivindicó sus éxitos europeos:«También soy alguien. Yo dormía en el antiguo Txarriduna, soy el abuelo de los que corren aquí y este es mi tercer podio. Con gente como Sihine es complicado, aunque esta vez he estado cerca».
Ayer, Martínez cambió de táctica: «Siempre me dejaba ver demasiado pronto y últimamente estoy muy cansado porque estoy entrenando mucho. No tengo esa explosividad de salir descansado y reservarme me ha ido bien».
Mientras Sihine disputaba y ganaba su primera carrera en Euskal Herria, su compatriota Mestawet Tufa volvió a participar en el Mugerza, pero esta vez para estrenar txapela. Los últimos resultados le apuntaban como favorita y se dedicó a cumplir con el guión. Tufa vivió una victoria sin complicaciones en la que sólo tuvo que pelear con su compatriota Bezunesh Bekele. Se trataba de mantener la racha de Fuensalida. El mano a mano entre vecinas comenzó en cuanto Aniko Kalovics se cansó de tirar. La húngara ni siquiera pudo ser tercera porque la lusa Jessica Augusto supo administrarse mejor para llevarse el tercer trofeo en juego.