No se pudo conseguir el objetivo marcado de hacerse con la victoria o mantener la imbatibilidad de El Sadar, pero al menos la escuadra rojilla ofreció momentos para el disfrute de sus aficionados, como una primera parte bastante decente, sobre todo en su tramo final. Para firmar el primer triunfo visitante en el feudo iruindarra, el Barcelona tuvo que tirar de galones y de calidad, en una segunda mitad donde mandó más, se aproximó en mayor medida a los dominios de Riesgo y acertó.

De hecho, sin grandes agobios se fue manejando Osasuna en los inicios del encuentro frente a un rival que también tiró de menos habituales y canteranos. Como es habitual en la escuadra de Guardiola, llevó la iniciativa y el control del esférico, pero sin generar peligro. Únicamente Pedro inquietó a los cinco minutos, la manopla de Riesgo frenó la intentona.

Es más, eran los rojillos quienes hacían serios méritos para adelantarse en el electrónico. Una doble ocasión de Lekic -Piqué sacó bajo palos- y Puñal -el empalme con la zurda del uhartearra lo sacó Pinto en ágil estirada- hizo calentar los motores de la grada. El ariete serbio estaba por la labor de agradar e intentó repetir el 0-1 copero de Almería. Al balón le faltó un palmo para entrar; fue un ejercicio para afinar puntería y la antesala del primer gol. Una pelota robada por Raoul -no se le notó lo más mínimo su estreno- le permitió al balcánico rematar en las inmediaciones de la media luna y superar a un Pinto que llegó a tocar el cuero.

Remontada culé

Al menos se estaba consiguiendo el objetivo de agradar a la parroquia, pero el Barça saltó tras el descanso dispuesto a no ir por detrás en el marcador y apretó hasta que Adriano firmó una jugada individual por su banda con medida asistencia que culminó Alexis de cabeza entrando en el segundo palo.

Los azulgrana definitivamente se habían metido en el encuentro. Osasuna ya no llegaba a la meta rival, agotado de correr todo el rato detrás del esférico. Un juego de toque al que contribuyó incluso la salida de Messi, una decisión arriesgada de Guardiola con la eliminatoria totalmente decidida.

Fue, de hecho, el super competitivo jugador argentino quien sirvió en bandeja el tanto de la remontada a Sergi Roberto. Solo su presencia ya sirvió para que los de Mendilibar se metiesen bastante más atrás y apenas saliesen hacia campo contrario.