La declaración final que consensuarán los representantes de los estados que se han dado cita en el IV Foro Mundial del Agua, que se está desarrollando en México D.F., no recogerá el derecho de acceso al agua potable como un principio universal del que deben disfrutar todas las personas, y no sólo las personas, que habitan en este planeta. Al menos así se desprende de las manifestaciones realizadas por algunos de los participantes oficiales, como el ministro del Agua de Bolivia, Abel Mamani, que ya ha adelantado que, si no se sanciona ese derecho, su país no estampará la firma en un documento que, una vez más, únicamente servirá para entrelazar bonitas palabras que oculten los intereses corporativistas de quienes todo lo reducen a una cuestión de poder a través de su visión mercantilista de la explotación de los recursos naturales.

El agua es vida... pero son muchos quienes, a día de hoy, no pueden acceder a ella en condiciones mínimas de potabilidad: más de 300 millones de personas en Africa, 41 millones en Europa... Además, allí donde se disfruta de un suministro adecuado se están dando políticas privatizadoras que ponen en riesgo su condición de servicio público.

El derecho a acceder al agua potable sólo se menciona en dos de los tratados internacionales auspiciados por Naciones Unidas: las convenciones contra la Eliminación de la Discriminación hacia la Mujer (1980) y la de Derechos del Niño (1989). Por ello resulta más preocupante si cabe que en este Foro Mundial se escuche con tanta atención la doctrina que quiere marcar el Banco Mundial (BM), que se ha mostrado dispuesto a «liberar más fondos a los países de Latinoamérica» para que aumenten sus inversiones en este campo. «Si quieren préstamos para agua, para educación o para otras reformas sociales», sólo tienen que pedirlos, ha venido a decir el BM. Sólo tienen que pedirlos y disponerse a ver cómo crece su deuda y los consiguientes intereses, debería haber añadido.

Que los derechos humanos se conviertan en mercancía va contra los propios derechos humanos. Que el agua potable es patrimonio de la Humanidad es insoslayable. Por tanto, si el Foro Mundial del Agua concluye sin avanzar en esa dirección, todos los informes y análisis presentados durante estos días no servirán para asegurar un futuro más digno para todas las personas. -