La oposición bielorrusa protesta en la calle por la «fraudulenta» victoria de Lukashenko
Poco después del cierre de las urnas, la directora de la Comisión Electoral de Bielorrusia anunció que los primeros resultados otorgaban al actual presidente del país, Aleksander Lukashenko, el 92% de los votos, mientras miles de personas se reunían en una plaza de la capital, Minsk, para corear el nombre del líder de la oposición que cuenta con el apoyo de Occidente, Aleksander Milinkevich, quien anunció durante la jornada que no reconocerá los resultados. Los medios más pro occidentales difundirán sus mensajes y tratarán de crear un clima propicio al relevo que defienden.
MINSK
La multitud opositora comenzó a silbar cuando una gran pantalla mostró un comunicado en directo de la Comisión Electoral Central que calificaba la votación de un éxito con «mínimas violaciones» registradas.La directora del cuerpo electoral, Lidia Yermoshina, anunció que, con el 1,2% de los votos escrutados, Lukashenko contaba con el 92,2% de los apoyos y agregó que se espera que los resultados finales no difieran mucho de esta cifra. El candidato Milinkevich anunció horas antes de que se cerraran los colegios electorales que no reconocería los resultados y pidió la repetición de la votación. «Estas elecciones no serán reconocidas ni por nosotros ni por los países democráticos en referencia a los aliados de EEUU», aseguró en una rueda de prensa. Con estas declaraciones aumentaban las preocupaciones de que se produzcan choques entre la Policía y los simpatizantes de la oposición, a quienes Milinkevich pidió que salgan a las calles, a pesar de la prohibición de realizar manifestaciones. Varios miles de personas se echaron a las calles en cuanto se cerraron los colegios, algunas con la bandera que Lukashenko prohibió en favor de una de estilo soviético, así como con banderas de la Unión Europea. «Viva Bielorrusia» y «Mi-lin-ke-vich» eran los gritos más escuchados.
«La gente se reirá»
El líder de la oposición más pro occidental denunció los datos que se publicaron sólo dos horas después de que comenzaran las votaciones y que decían que Lukashenko estaba obteniendo más del 80% de las papeletas. «La gente se reirá con estos datos. En Polonia se empezaron a reír de las autoridades comunistas y así fue como ganó Solidaridad. No me sorprendería que alguien proclamase el 120% (de los votos para Lukashenko)», señaló.«Creo que esta situación evolucionará con una repetición de la votación, cuando los representantes de los candidatos estén representados en las comisiones electorales, e impidan esta situación absurda», agregó, refiriéndose al hecho de que de los 74.000 responsables electorales, sólo hay 1 que represente a la oposición. El presidente Lukashenko advirtió de que no toleraría ninguna «revolución de color» como la «naranja» ucraniana o la «de la rosa» de Georgia y los servicios de seguridad KGB han dejado claro que todo el que intente desestabilizar al país con manifestaciones callejeras será acusado de «terrorismo» y podrá enfrentarse a penas de entre 8 y 25 años de cárcel o, incluso, la pena capital. Desde diferentes organismos internacionales se estimaba que el resultado electoral no traería grandes cambios en el panorama político bielorruso. Se preveía que los comicios, bajo lupa y calificados de «antidemocráticos» por los opositores, dieran lugar previsiblemente a una victoria de Lukashenko, en el poder desde 1994. Aunque el mandatario no goza de ningún apoyo de los países occidentales, sí dispone del visto bueno del Kremlin. La campaña se realizó en un clima marcado por amenazas y miedo. Las autoridades detuvieron a más de 300 personas, confiscaron en varias ocasiones materiales electorales, prohibieron en algunos casos mítines electorales y golpearon y después detuvieron al candidato Kozulin.
Escenario de la pugna entre el Kremlin y la Casa Blanca
MINSK Los análisis que se hacen en torno al proceso electoral de Bielorrusia varían en función de los intereses del observador. Los medios más pro occidentales hacen uso de las descalificaciones que puso sobre la mesa el presidente de EEUU, George W. Bush, y llaman a Lukashenko «el último dictador europeo». Desde las posiciones prorrusas, se denuncia el interés occidental por desestabilizar un país donde, de hecho, está encaminado el proyecto para la creación de un Estado unificado junto con Rusia. «De dominar Occidente el país, se cerraría el cerco de la OTAN contra Moscú en su flanco euro-occidental; además, en Bielorrusia se ubica el sistema de radares que alerta a Rusia de virtuales operaciones de la Alianza Transatlántica escribe en la agencia cubana Prensa Latina Odalys Buscarón. Tampoco hay que olvidar que Minsk representa el bastión más importante para el Kremlin en el espacio post-soviético». Buscarón destaca una diferencia entre Bielorrusia y países como Ucrania o Georgia: su relativamente buena situación socio-económica. Lukashenko: «Bush es el terrorista número
uno»
El presidente Lukashenko negó ayer, al depositar su voto, que él sea «el último dictador de Europa», como asegura EEUU, y acusó al presidente norteamericano, George W. Bush, de ser «el terrorista numero uno». Lukashenko, que votó en un colegio en la Universidad de Cultura Física de Minsk, respondía así a las amenazas de sanciones económicas vertidas por EEUU y la UE en caso de que los comicios no sean «democráticos» y de que la Policía reprima las protestas de la oposición. -
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