Raimundo FITERO
Señal
¿Existe la realización televisiva perfecta? Técnicamente, seguramente que sí, pero como nos referimos ahora mismo a la realización de un acontecimiento global como son las carreras de coches de fórmula 1, el asunto adquiere valores subjetivos, patrióticos y comerciales de tal índole que es metafísicamente imposible contentar a todos. Y son muchos los que concurren al análisis, al uso de la propia realización y a su explotación. A todas las cadenas que compran los derechos de emisión les gustaría que estuvieran encuadrados siempre los corredores o los coches del lugar donde emiten, es decir, que utilizarían el criterio de patriotismo económico, aunque lo disfrazásemos de deportivo. Pero aquí entra un factor estadístico, si no tiene esa cadena un representante de bandera que esté en los puestos de cabeza, las posibilidades de que aparezca en la retransmisión disminuyen, y es muy posible que solamente los veamos cuando rompen el motor, cuando se salen de pista o cuando son sobrepasados por otros coches. Es más, tampoco conseguirá los porcentajes de audiencia si solamente se trata de alguien que está porque lo que importa es participar o si está porque lo que importa es ganar. Los anunciantes, que son el soporte estático, móvil y catódico de todo este invento, cuentan con todos los avances técnicos los segundos y hasta las décimas que sus marcas aparecen en las retransmisiones. Lo hacen para calibrar la influencia de su inversión. Y si un coche sale más segundos que otro, sin tener una justificación “objetiva”, se monta el lío. Todo esto viene a cuento porque siendo comprensible las ansias de Antonio Lobato, que quisiera que dieran a su Fernando Alonso todo el tiempo, debería comprender la situación y especialmente cuando hay dos coches de Ferrari compitiendo entre ellos para conseguir puntuar. En Italia, Brasil y Alemania son minutos de oro. Y así sucesivamente. No obstante es cierto que hay realizaciones mucho más ágiles, más precisas, más divertidas, pero eso es cuestión de quién este a los mandos. Tecnológicamente son muy similares y hay momentos realmente virtuosos. Y la señal es global. ¿Cuántos millones? Ni se sabe. -
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