BILBO
El buen tiempo acompañó y muchos cumplieron ayer con su cita en la Clásica Cicloturista Internacional Bilbao-Bilbao, rompiendo las previsiones de Cycle Club, pues 5.372 participantes salieron desde la ocho de la mañana del Arenal bilbaino para empezar a llegar a la Gran Vía a partir de las doce y media, después de completar el recorrido de 114 kilómetros.Todos disfrutaron de la geografía vizcaina: mar, interior y núcleo urbano. Una meta con una infraestructura tan completa que muchos se emocionaron igual que los profesionales cuando llegan a los Campos Elíseos en el Tour.
Con el sol como aliado, el viento fue el gran enemigo de 5.372 cicloturistas que salieron entre las ocho y las nueve de la mañana. El aire en contra se dejó notar sobre todo desde el descenso de Unbe hasta el esperado avituallamiento del Parque Tecnológico de Zamudio. El castigo siguió por los repechos de Gamiz y Fika hasta Larrabetzu. El cansancio hacía mella pero quedaba lo más fácil.
Desde antes de la llegada oficial a las 12.30, algunos aparecieron en la Gran Vía bilbaina tras haber completado un recorrido pirata. Con Iñaki Oria en el automóvil que abría carrera, el primer gran grupo apareció a la hora indicada. El goteo fue incesante y no terminó hasta las dos de la tarde, hora tope fijada para terminar la marcha.
El esfuerzo se reflejaba en los rostros, especialmente en aquellos con menos preparación. «¡No quiero bici durante un mes!», exclamaron algunos.
El premio fue el mismo para todos: satisfacción. 114 kilómetros después todo eran felicitaciones y abrazos en la meta. Para muchos fue un reto para otros un mero entrenamiento. Todos anónimos en una carrera en la que no hay competitividad, sólo superación personal.
Como otros años, hubo varias caras conocidas, todos con algo en común:la bicicleta y la predilección por un deporte que engancha.
Satisfacción general
El balance no podía ser mejor. «La satisfacción es total y absoluta. No hay más que preguntar a cualquiera: todo son agradecimientos y quieren volver», aseguró Javier Iturbe. El carácter internacional se dejó notar pues hubo participantes del Estado francés, Portugal los lusos, por cierto, no cabían de gozo en la meta, un grupo de suizos y un venezolano discapacitado. Gran parte del paquete fue vasco y el resto lo completaron ciclistas del Estado español. «Me atrevería a decir que hay de todas las provincias», señaló Iturbe.
Por tanto, visto el balance tan positivo en la mayoría de edad de la marcha, Cycle Club anunció su intención de seguir en 2007 y mantener el actual recorrido, por seguridad y por la belleza del recorrido.