DONOSTIA
Txirri, Mirri y Txiribiton actuarán mañana en el III Festival Internacional de Cine del Sahara, Fisahara, que se desarrolla desde el miércoles en el campamento de refugiados El Aiun, en el desierto argelino. A la actuación de los payasos donostiarras le seguirá la proyección del filme de animación que protagonizan, “PayaS.O.S.”, realizado por el equipo de Juanba Berasategi y estrenado las pasadas navidades.No es el único filme vasco del festival, ya que el programa también incluye “Obaba”, de Montxo Armendariz.
Unas 300 personas, entre ellas directores de cine y actores, han acudido a Fisahara, que concluirá el domingo. «El festival está planteado como un encuentro con el pueblo saharaui, el cine es un pretexto para convivir unos días y aprender unos de otros; para ellos es una satisfacción muy grande ver que la gente se acerca allí», explica el realizador Javier Corcuera, director del evento, que está organizado por la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui y tiene vocación artística y solidaria.
Se trata también de brindar «un momento de ocio» a los cerca de 200.000 refugiados que llevan casi tres décadas viviendo en el desierto, repartidos en campamentos que apenas cuentan con agua potable o electricidad, y, menos aún, con la posibilidad de ver películas o de tener cerca a quienes las hacen.
Más de una veintena de filmes están siendo proyectados en una pantalla al aire libre, construida sobre un muro levantado para la ocasión en El Aiun, que, como el resto de campamentos, se vio afectado por inundaciones en febrero.
Esta situación, que ha obligado a los saharauis a reconstruir en este tiempo las jaimas o las casas de adobe en las que viven, hace que este festival se haga «más necesario que nunca», porque «ellos están con más ganas de recibir gente y de tirar para adelante», asegura Javier Corcuera.
Una de las novedades de esta edición es que el festival contará con un país invitado, Cuba, al que viajan anualmente unos mil saharauis a completar su educación. “Fresa y chocolate” y “Guantanamera” son dos de las películas cubanas del festival.
Además de las proyecciones, Fisahara incluye talleres de cine para jóvenes y sirve también para impulsar proyectos de videotecas ya en marcha. «Lo que intentamos es que el festival deje algo en esta población», concluye Corcuera.