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Gara > Idatzia > Ekonomia 2006-04-23
Presiones de EEUU, la UE, la OMC y la OCDE a China
Estados Unidos y la Unión Europea continúan su presión sobre China para que abra su economía a las inversiones extranjeras y reduzca la protección a las locales. La demanda se ha reiterado en la última visita del presidente chino a EEUU y en informes de varios organismos internacionales.

GINEBRA

A pesar de que en los últimos años China ha abierto sus fronteras a las empresas occidentales, que han aprovechado para trasladar sus compañías y ocupar posiciones que les garanticen mano de obra barata y un acceso a un enorme mercado, no ha sido suficiente y tanto Washington como Bruselas consideran que Pekín está volviendo a utilizar políticas industriales que favorecen a sus em- presas nacionales y discriminan a las extranjeras. En la evaluación de la política comercial de China, a la que se someten todos los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el embajador de EEUU ante esta institución, Peter Allgeier, lamentó los «crecientes esfuerzos» del Gobierno chino para dictar el compor- tamiento del mercado.

Sostuvo que Pekín «parece utilizar» cada vez con mayor frecuencia políticas industriales destinadas a proteger a sus productores frente a la competencia exterior. Esa actitud «está empezando a ensombrecer las reformas positivas» que China puso en marcha como parte de los compromisos que contrajo para su ingreso en la OMC en 2001, dijo Allgeier.

Por su parte, el representante de la Comisión Europea, Carlo Trojan, destacó que «hay signos inquietantes de que nuevamente están surgiendo políticas que obstaculizan las oportunidades de negocios» para las compañías extranjeras. Entre ellas, se refirió a las normas que discriminan a las compañías que reciben inversiones del extranjero, la transferencia forzada de tecnología y los subsidios a las exportaciones.

Allgeier, por su parte, sostuvo que el gigante asiático «no ha incorporado totalmente los principios fundamentales de la organización comercial», referidos al trato nacional que rige los acuerdos de comercio y prohíbe discriminar entre nacionales y extranjeros.

El caso del acero

Mencionó la política china para promover el desarrollo de la industria del acero como «un claro ejemplo del uso de medidas que parecen chocar con las obligaciones vigentes de China» como miembro de la OMC.

Dicha disposición pide que se utilicen equipos y tecnologías nacionales para la producción de acero, indica el número y la talla que deben tener los productores chinos, el lugar donde deben estar localizados, el tipo de productos que deben manufacturar y la tecnología a utilizar, explicó. El embajador estadounidense calificó esa política de «inquietante» porque permite que el Gobierno chino participe en decisiones que, en su opinión, deberían ser dejadas al mercado.

Washington también se ha mostrado preocupado por el cumplimiento de las leyes sobre derechos de propiedad intelectual y «políticas proteccionistas y carentes de transpa- rencia» en el sector servicios.

EEUU esperaba aprovechar la visita a Washington del presidente chino, Hu Jintao, para conseguir algunos compromisos en torno a estas demandas comerciales.

Ante 600 empresarios, Hu explicó que espera mantener unas relaciones que «han favorecido de igual manera a China y Estados Unidos». «100.000 millones de dólares en ahorro y cuatro millones de empleos» son las cifras de las que EEUU se ha beneficiado, apuntó.

Lo que realmente quiere el Gobierno de Washington son medidas concretas para frenar su déficit comercial con Pekín, que el año pasado alcanzó el récord de 202.000 millones de dólares, lo que le convierte en «el mayor que existe entre dos países», según fuentes estadounidenses.

Otra de sus viejas reivindicaciones es la flexibilización del tipo de cambio de la moneda china, el yuan, que los expertos estadounidenses consideran que está devaluada de forma artificial para favorecer las exportaciones y que, por consiguiente, genera pérdida de mercado en EEUU.

Reformas sobre el yuan

Las autoridades chinas se comprometieron a poner en marcha una reforma de su sistema de cambio en julio del año pasado.

Hasta julio de 2005 la moneda china, el yuan, estuvo vinculado al dólar estadounidense, lo que suponía cierto grado de volatilidad en la inflación, pero tras su revaluación del 2,1% (en relación al billete verde), China se decidió por un sistema de tipos de cambio fluctuantes respecto a una cesta formada por diferentes monedas.

Para Washington, el grado de movimiento desde entonces ha sido «muy pequeño». Hu se reunió el jueves en la Casa Blanca con el presidente de George W. Bush, sin que se produjeran avances en este tema. Washington se propone continuar la presión sobre Pekín en la próxima reunión del G-7.

La OMC se ha unido a estas presiones y sugirió a China que avance hacia una mayor flexibilidad en sus tipos de cambio, para «aumentar la independencia de la política monetaria y permitir a los mercados desempeñar un papel mayor a la hora de determinar los tipos de interés». El informe de la OMC señala que «las reformas económicas emprendidas por China han producido resultados impresionantes, pero aún le restan importantes desafíos».

Entre los aspectos valorados está que esas reformas hayan abierto la economía y el comercio internacional del país asiático, así como las inversiones, lo que, a su vez, ha llevado a que el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita se haya multiplicado por nueve desde 1978. En el primer trimestre de este año ha crecido un 10,72%. No obstante, los expertos de la OMC indicaron también que las reformas «aumentarán el desempleo en algunos sectores y necesitarán crear 100 millones de nuevos trabajos en la próxima década».

El documento sugiere que las autoridades chinas cambien sus políticas para atraer inversiones orientadas a la exportación de manufacturas e incidan «en la eliminación de los impedimentos a la expansión del sector de los servicios». También considera que el Gobierno chino «necesita acelerar la calidad de la fuerza laboral para pasar de industrias de trabajo intensivo y poco cualificado a producción con valor añadido».

La presión llega también de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que ha urgido a China a eliminar las barreras a la inversión extranjera.

Ken Davies, economista principal de este organismo, ha dirigido un estudio que critica que Pekín aún impone «demasiadas barreras» a la entrada de empresas extranjeras en el accionariado de compañías chinas. El experto advirtió de que las empresas internacionales no quieren pasar por procesos burocráticos difíciles y complejos, «sino llevar a cabo sus proyectos de manera eficiente y provechosa. Si se lo hacen muy difícil, la gente se irá a otro lado», vaticinó.

En sus recomendaciones dice que «China se puede beneficiar de un mayor número de fusiones y adquisiciones transfronterizas. No vamos a decirle a China lo que tiene que hacer, pero sí vamos a explicarles los modelos que hemos intentado y que han funcionado en el pasado» en otros estados.

La OCDErecomienda fusiones

Asimismo, explica que una mayor liberalización de estas políticas será más que beneficiosa para la industria local. A cambio, los inversores internacionales podrán tener acceso inmediato al mercado chino.

Por ello, recomienda también la adopción de estándares internacionales en materia de procedimientos de fusiones, así como «una mayor relajación de las restricciones a la propiedad extranjera» en China.

Davies declaró que Pekín debe, además, reducir el número de los sectores que considera «estratégicos» y ofrecer garantías de que, en un proceso de fusión o adquisición, las multinacionales van a ser tratadas igual que las empresas chinas.

Endurecerá las acciones contra la piratería

China aumentará y endurecerá este año las operaciones especiales contra la piratería de marcas iniciadas en 2005, que se saldaron hasta diciembre del año pasado con 49.412 casos de violación de la propiedad intelectual, según el portavoz de la Administración Nacional de la Propiedad Intelectual, Wang Ziqiang, quien destacó el aumento (23%) de los casos que implicaron a marcas extranjeras (6.770, frente a las 5.494 de 2004). Aunque EEUU se queja especialmente de la piratería de productos informáticos y audiovisuales, que afectan a sus multinacionales, China prestó mayor atención en los últimos años a las copias falsas de productos farmacéuticos y alimentos. -


 
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