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Gara > Idatzia > Kultura 2006-04-23
Olatz CANDINA | Autora de «Siete retratos y un jardín»
«Todas las personas tienen un punto de genialidad, que las hace diferentes»
Miguel Angel, Leonardo da Vinci, Velázquez, El Greco, Goya, Monet, Van Gogh y Picasso son considerados grandes genios, de forma unánime. Olatz Candina los ha reunido en una obra, «Siete relatos y un jardín», en la que ha querido desprenderlos de ese halo de perfección que habitualmente les acompaña para imaginarse cuáles fueron sus temores y pasiones.

Un fragmento del cuadro titulado ‘‘Vuelo al amanecer’’, de la propia Candina (Bilbo, 1964), ilustra la portada de ‘‘Siete retratos y un jardín’’ (Hiria). La autora ha elegido a ocho genios de la pintura para fijarse más en sus «defectos» que en su talento, ahondando así en la vertiente humana de estos grandes creadores desde la mentalidad de una pintora y escritora del siglo XXI.

­Elige ocho genios de la pintura. ¿Por qué éstos y no otros?

Son artistas muy conocidos, no hace falta entender nada de pintura para conocerlos, son auténticos iconos. ‘La Gioconda’, la ‘Creación de Adán’ están asimilados por todo el mundo. He elegido a pintores porque me es un lenguaje más cercano, pero lo que digo es aplicable a cualquier otra genialidad.

­¿Qué hay de realidad y qué de ficción en sus relatos?

Yo siempre he admirado a estas personas y he leído mucho sobre ellas. Sin embargo, nunca he estado de acuerdo con el concepto, un tanto superficial, que se tiene de la genialidad en nuestra cultura.Siempre se le ha otorgado cierto carisma mágico o divino y habitualmente se utiliza la palabra sobrenatural para referirse a ella. No es que haya llegado a la conclusión de por qué alguien es genio o no lo es. A lo largo de la historia la genialidad ha estado interpretada desde un punto de vista de dominio de una técnica, cuando lo que verdaderamente interesa del artista es que emocione. Y, para que una obra emocione, la tiene que pintar o escribir un humano. Lo que más me ha interesado es precisamente el lado más humano de estos artistas, sus imperfecciones, todo aquello que siempre se ha querido solapar.

­Se inspira en los lienzos para construir el carácter de los ocho protagonistas. Además se habrá documentado a fondo sobre sus vidas ¿no?

Yo he estudiado con mucho interés la trayectoria de todos estos pintores y en los cuadros es muy difícil que nadie te mienta. La historia depende de los valores imperantes en esa época, de los intereses que hay en el mercado del arte, de muchas cuestione que no tienen nada que ver con el arte. Por eso he ido a la fuente que considero más directa y que son sus cuadros, porque, en realidad, lo que pretendo es hacer un retrato emocional del pintor. No me interesa ofrecer una serie de datos biográficos, me interesa saber cuál ha sido su evolución desde el punto de vista emocional, cómo han conseguido que, cuando veo sus cuadros, me emocione yo y todas las generaciones anteriores. Me he inspirado en esos cuadros por dos razones: por un lado, porque son muy conocidos, hasta el punto de que son auténticos iconos y, en segundo lugar, porque habitualmente en la trayectoria de un artista hay una serie de cuadros, pueden ser uno, dos o tres dependiendo de cada persona, en la que se define una personalidad y un estilo que ya no tiene vuelta atrás. Estas fueron personas que sobrevivieron en su época y se amoldaron a los valores de su sociedad y, una vez que ya estuvieron dentro, los cambiaron radicalmente: cambiaron la pintura, cambiaron los valores y lo cambiaron todo. Ese cambio se ve claramente en una serie de cuadros.Para mí los cuadros que he elegido son absolutamente el retrato de esos pintores. Me fijo fundamentalmente en la individualidad de cada artista.

­Escribe en primera persona. ¿Cómo se siente en el pellejo de Leonardo o Picasso?

Está hecho a propósito. Normalmente nos sentimos bastante lejanos de esos genios. Al hacer un ejercicio empático de ponerte en el lugar de uno de ellos, quizás ya no lo ves tan genio ni tan perfecto y entonces te duele, te alegra, lloras.

­¿Busca desmitificar la idea del genio?

Lo que quiero desmitificar es la idea que hemos heredado del concepto de genio, que normalmente estaba atribuida a un tipo de habilidad por nacimiento, casi como en los cuentos de hadas madrinas. Aquí se demuestra que fueron personas que, independientemente del talento que pudieran tener o no, lo que tuvieron fue una fuerza de voluntad férrea, que lucharon contra todo y que lo tenían muy claro.

­Sostiene que todos tenemos un punto de genialidad.

Yo creo que todas las personas tienen un punto de genialidad, que las hace completamente diferentes a cualquier otra persona. Ese punto de genialidad es más visible en los niños porque son más sinceros o directos. Es como un faro. Estos genios lo vieron clarísimo desde el principio y no se movieron ni un milímetro de la trayectoria del faro. Al resto lo que nos ocurre muchas veces es que nos metemos en la vorágine de la vida y empezamos a no distinguir lo importante de lo urgente, a no distinguir lo que pensamos nosotros de lo que otros dicen que debemos pensar y eso nos distancia de la trayectoria de esa luz. Mucha gente renuncia a ella. Este libro tiene un mensaje muy positivo y es que la vida de estos artistas fue probablemente más complicada que la de muchos de nosotros, entre otras cosas, porque vivieron en épocas mucho más represoras, con muchos menos avances técnicos, con problemas de salud, y, sin embargo, siguieron adelante y no se apartaron nunca de su sueño.

­¿Con cuál se ha sentido más identificada?

Es muy difícil sentirse identificada desde el momento en que son hombres. Me ha costado meterme en la cabeza de un hombre de otra época. Lo que sí diría es que es Leonardo da Vinci el genio por excelencia.Dominar diferentes materias es prácticamente imposible que se vuelva a dar. No sólo por la dotación intelectual sino incluso por el tiempo. Leonardo hizo que su vida estuviese absolutamente volcada a su arte y su ciencia. Cuestión que no se repite en el resto de los genios.

­Ya como pintora, prepara una exposición de homenaje a las musas de las artes.

La exposición va ligada a este mismo mensaje. Llama la atención que los genios reconocidos oficialmente como genios han sido hombres. Eso no significa que no haya habido genios mujeres, que los ha habido. De igual forma, tradicionalmente en nuestra cultura, las que han inspirado a los grandes genios han sido las musas, que también son semidivinas. A pesar de que eran propulsoras de toda esta energía creativa, eran incapaces de crear nada. Siempre asumían el lado pasivo: eran etéreas, muy caprichosas, como la encarnación de lo femenino pero en un sentido muy muy superficial. Digamos que es la visión tradicional de las dos partes de la creación:el artista creador, que es activo y ejecuta, y la musa, que es inspiradora y pasiva. Creo que estamos viviendo un momento histórico y que eso va a cambiar, y que, de hecho, ha cambiado, pero que culturalmente, probablemente, lleve mucho más tiempo el aceptarlo.

­¿Cuándo podremos verla?

Espero inaugurarla a finales de año.Es todo pintura al óleo y son las musas de la música, de la literatura, de la poesía, de la danza. He trabajado las dos ideas a la vez: la de los genios hombres y la de las musas. -


 
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