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Gara > Idatzia > Mundua 2006-04-23
El rey no logra desmovilizar a los nepalíes
·las fuerzas de seguridad leales a gyanendra siguen disparando fuego real contra los manifestantes

Las fuerzas de seguridad nepalíes reprimieron ayer a tiros una manifestación cerca del Palacio Real de Katmandú, residencia del rey Gyanendra de Nepal, cuya oferta de transferir el poder «al pueblo» ha caído en saco roto. Al menos cuatro personas resultaron heridas ayer cuando los agentes trataban de reducir una protesta de decenas de miles de personas en Tripuswor, a unos dos kilómetros del Palacio, centro neurálgico de la capital.

KATMANDU

«Abajo Gyanendra», gritaban algunos manifestantes que trataban de acercarse al Palacio, que está fuertemente custodiado por el Ejército nepalí, todavía fiel al monarca.

Decenas de miles de personas se manifestaban un día más por la calles de Katmandú, desafiando el toque de queda impuesto por el Gobierno por tercer día consecutivo y pese al anuncio de Gyanendra, realizado el viernes, de que renunciará al poder absoluto.

Por decimoséptima jornada consecutiva, los manifestantes salieron a las calles de Katmandú para reclamar la inmediata restauración de la democracia y, en muchos casos, el final de la monarquía.

En la capital nepalí falló ayer la comunicación por teléfonos móviles, que en anteriores ocasiones había sido cortada por las autoridades como medida para tratar de frenar las manifestaciones populares.

Los participantes en las protestas de ayer en Katmandú reclamaron a los siete partidos políticos opositores que no acepten la oferta hecha el viernes por Gyanendra, quien se comprometió a renunciar al poder absoluto y pidió a la oposición que designe un candidato a primer ministro, si bien se cuidó de excluir de su oferta a los maoístas, la mayor fuerza política del país.

Con ello, estiman los analistas, el rey trataba de dividir a una alianza que se ha revelado muy poderosa, «la unidad de los ocho», compuesta por los siete partidos políticos y la guerrilla del Partido Comunista de Nepal (maoísta). Esta unidad ha propiciado el movimiento popular más amplio, plural y decidido ­al menos quince manifestantes han fallecido como consecuencia de los disparos de las fuerzas de seguridad en poco más de dos semanas­ que ha conocido nunca el pequeño país del Himalaya.

Precisamente esta fortaleza del movimiento popular y el papel que juega la guerrilla maoísta son los factores que preocupan a agentes foráneos tan poderosos como India y, sobre todo, Estados Unidos.

Intereses foráneos

Los embajadores de estos dos países, así como representantes de la Unión Europea, habrían tratado de convencer al rey para que dé marcha atrás y recupere una cierta armonía con los partidos que deje al margen a la guerrilla. Según los observadores, también habrían presionado a los partidos para que rompan su unidad de acción con los maoístas.

«Si el rey no acepta un compromiso, deberá irse en los próximos días», ha manifestado el embajador estadounidense, James Moriarty, lo que parece indicar que sus días en el poder están contados.



Los partidos políticos llaman a seguir en la calle

KATMANDU

En un comunicado conjunto tras la reunión de los principales líderes de los siete partidos que convocaron la huelga general en curso, la oposición indicó ayer que no formarán Gobierno a menos que el rey acepte sus peticiones y pidió a las fuerzas de seguridad que no repriman las movilizaciones de forma violenta.

Los partidos decidieron, en una reunión celebrada en la casa del líder del Congreso Nepalí, Girija Prasad Korala, continuar con las movilizaciones hasta que se cumplan «las demandas del pueblo» y el acuerdo programático que alcanzaron con la guerrilla maoísta. Los maoístas llegaron en noviembre a un acuerdo con la oposición nepalí para la convocatoria de unas elecciones a una Asamblea Constituyente a fin de salir de la crisis y se comprometieron a renunciar a la violencia en caso de lograrlo.

En el comunicado conjunto divulgado ayer, la oposición nepalí señaló que las manifestaciones han resultado a veces violentas por «las infiltraciones» de agentes del Gobierno, al tiempo que mostró su solidaridad con las dificultades que atraviesan los nepalíes por la huelga general, comenzada hace más de dos semanas.

La oposición nepalí inició el pasado día 6 una ola de fuertes movilizaciones contra el régimen de Gyanendra que forzaron su oferta del pasado viernes. Los partidos nepalíes no se fían del rey Gyanendra, quien en tres ocasiones ha destituido a los primeros ministros cuando no le gustaban los gobiernos y que en sus cinco años de reinado ha dado probadas muestras de absolutismo.


 
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