CIUDAD DE MURCIA 0
EIBAR 2

MURCIA

Ese ha sido el tiempo que han necesitado los azulgranas para reencontrarse con el triunfo, más de dos meses desde que el pasado 15 de enero se impusieran al Poli Ejido, renovando sus esperanzas de salvación. Ayer volvieron a hacerlo aunque la situación, lamentablemente, es mucho más crítica y se necesitará un esfuerzo gigantesto y ­no como entonces­ continuado. Es decir, que lo de ayer no valdrá de nada si no se ve refrendado semana tras semana hasta que concluya la Liga.

El primer paso, al menos, ya se ha dado. Se ha roto la racha negativa y, en principio, los eibarreses saltarán al campo la próxima semana ­cuando, por cierto, les aguarda una cita de especial trascendencia, ante el Tenerife­ con confianza, una carencia que esta temporada les ha costado muchos puntos.

La de la derrota no fue la única costumbre incumplida ayer por el Eibar. Su partido fue malo, al menos hasta que se le puso definitivamente de cara, pero tuvo la fortuna de marcar dos goles y llevarse el gato al agua, tal y como solicitaba la víspera Javi Pérez, consciente de que a estas alturas, el fondo prevalece sobre las formas.

Por idéntico motivo, habrá que dar por buenos los cambios que, por cuarta jornada consecutiva, volvió a introducir en el once. Si ya sorprendió la entrada de Aritz Solabarrieta en la convocatoria, en sustitución de Iván Pailos, más aún lo hizo la suplencia de Federico Magallanes, un hombre que ha acaparado protagonismo, para bien, desde su llegada al Eibar. Junto al uruguayo, también perdieron plaza en el once Iker Garai y un Gorka Brit que no está cumpliendo, ni de lejos, las expectativas. Su lugar lo ocuparon Pedro Mairata, Solabarrieta e Iñigo, aunque los cambios fueron más allá, ya que César y Fagoaga ocuparon los laterales, mientras Manel se adelantaba hasta el centro del campo.

Los cambios, de inicio, no surtieron efecto. El Eibar disputó una primera media hora tan insípida como el pasado encuentro, sin la necesaria contundencia en defensa y con menos chispa aún en ataque. El castigo lo recibía a los veinte minutos, con un gol de Goitom ­cómo no, en acción a balón parado­, afortunadamente anulado por falta sobre Rubén.

No se puede decir que el Eibar reaccionase con el susto, porque su juego no varió demasiado, pero hizo algo mucho mejor: marcar. Fue Jorge Azkoitia ­décimo tanto en su cuenta personal­, con una vaselina, que adelantaba a los armeros a la media hora de partido.

El Ciudad de Murcia intentó responder, también en los primeros minutos de la reanudación, pero se encontró con otro gol inesperado. Esta vez fue Iñigo el que envió un balón prácticamente desde la línea de banda al fondo de las redes.

Luque falla un penalti

Todo éso, lo de la sentencia y la tranquilidad, en teoría, porque los locales tuvieron en la palma de las manos. Fue la acción definitiva, un penalti ­que le costó la segunda amarilla a Mairata­ que Luque envió directamente fuera.

Para entonces, Juan Domínguez había fallado una contra increíble que le dejó solo ante Jaime y lo mismo hicieron posteriormente Iñigo, en dos ocasiones, y Magallanes, que sustituyó al gasteiztarra en la recta final del choque.

Afortunadamente, no hubo que lamentarlo por un Eibar al que ya «sólo» le faltan siete.