BILBO

Según informó el sindicato, el día 28, víspera del puente festivo, los directivos decidieron cerrar una de sus cinco plantas, argumentando «que existía un descenso en el número de pacientes, cosa totalmente incierta», ya que en los días festivos que se avecinaban «el flujo de pacientes iba a ser mucho mayor».

SATSE explicó que el centro hospitalario «ya tiene una de sus plantas habitualmente cerrada, con lo que para esos días de fiesta únicamente quedaban hábiles para el usuario tres de las cinco plantas». «La indignación de las enfermeras de Santa Marina, y concretamente las de esta cuarta planta cerrada, se debe a la falta de previsión con que se ha hecho esta cierre, en vías de un ahorro económico, y que ha producido un caos», censuró el sindicato.

Además de la «sobrecarga para todo el personal sanitario», los «usuarios vieron mermada la calidad asistencial porque los enfermos no cabían en las plantas», aseguró SATSE.

La falta de previsión quedó demostrada cuando pasado el puente, el martes 2 de mayo, «el caos existente en el centro obligó a reabrir la planta a estos mismos directivos», que la habían cerrado «únicamente guiándose por criterios económicos», añadió.

«Denunciar, además, que el personal de esta 4ª planta cerrada, muchas veces en una situación laboral eventual, ha sufrido un despido de un día para otro, cuando muchos tenían un contrato hasta el 3 de junio, y ahora no han vuelto a ser contratados tras la reapertura», criticó.

Asimismo, SATSE informó «de que la supervisora de dicha planta clausurada, responsable de gestionar este tipo de incidencias e incluso de colaborar ante este aumento de trabajo, ni ayudó, ni gestionó y se marchó». «Esta situación se enmarca dentro de una política de ahorro y privatización por parte de Osakidetza, que ha llevado a que muchos de los servicios de este hospital se encuentren ya externalizados», concluyó el sindicato.