IRUÑEA
Cuco Ziganda fue presentado ayer como nuevo técnico de Osasuna para la próxima temporada, en una apuesta de la junta directiva por el producto de casa, después de que no fructificaran los esfuerzos por contratar al actual preparador del Deportivo, Joaquín Caparrós.El nuevo míster rojillo ha firmado un contrato por una campaña para dirigir al primer equipo y contará con la ayuda en las labores técnicas del hasta ahora su segundo en el Promesas, Jon Andoni Goikoetxea, así como de Miguel Merino, que ya venía ejerciendo la función de tercer preparador con Javier Aguirre.
Como suele ocurrir en este tipo de actos, el de Larraintzar prometió que su equipo de trabajo se va a «dejar el alma por hacerlo lo mejor posible», añadiendo que cuentan con la ventaja de conocer «lo que es Osasuna, de ahí que no nos vayamos a desviar en ningún momento de su política deportiva, vamos a aprovechar todo lo bueno que tenemos y mejorar en lo que se pueda».
En cuanto a las razones por las que los dirigentes del club se habían inclinado por colocarle a él como máximo responsable de la primera plantilla, justificó que «habrán valorado mi trayectoria y mi persona, a partir de ahí intentaré no defraudar a nadie».
Salto cualitativo
Ziganda, que se definió como una persona «bastante tranquila y, dentro de lo que puedo, reflexiva», no mostró temor alguno por el salto cualitativo de pasar de la Segunda B a jugar una previa de Champions «porque me gusta tener las cosas claras, independientemente del puesto donde estés».
En cualquier caso, ya dejó entrever que habrá algunas diferencias con respecto a la forma de trabajar del técnico mexicano, a quien deseó suerte y agradeció un año «en el que ha puesto al equipo en cotas muy altas». Una comparación que el técnico navarro va a sufrir, al menos al comienzo de la próxima temporada.«Es muy difícil que haya dos entrenadores iguales, cada uno tenemos nuestras virtudes y defectos. A todos nos gusta ganar y para ello hay que hacer las cosas bien y tener un equipo ordenado. Hoy día es muy difícil conseguir puntos sólo corriendo», indicó.
La realidad es que “El Vasco” le ha puesto el listón muy alto entre bromas, Ziganda comentó que sus amigos ya le han dicho que «el mexicano te podía haber dejado el equipo un poco más abajo», aunque el de Larraintzar tiene clara su meta. «De los 20 equipos que hay en Primera División, 16 firman la permanencia al iniciarse la Liga y, en mi opinión, el que no lo haga no sabe dónde está».
Por su parte, el presidente de Osasuna, Patxi Izco, afirmó que colocar a Ziganda como entrenador «era la primera opción, lo teníamos clarísimo», a pesar de que hasta días antes del último partido se estuvo negociando para fichar a Caparrós.
El máximo dirigente rojillo mostró su convencimiento de que el Cuco «está preparado y en algún momento debía empezar su trayectoria profesional. Esperamos mucho de su trabajo, ya que en los últimos años lo ha venido realizando a satisfacción del club», constató.
Un trabajador que lucha por que gane el equipo y que tiene que meter algún gol de vez en cuando», así se definió Cuco Ziganda cuando regresó hace ocho años a la disciplina rojilla para aportar su granito de arena a la hora de devolver a su equipo de origen a la Primera División.
Una filosofía que sigue defendiendo después de haber sustituido las botas por la pizarra, máxime ahora que se encuentra ante el reto más importante de su corta carrera como técnico.
Criticado y alabado a partes iguales durante su trayectoria como futbolista las gradas de El Sadar no siempre comprendieron una manera de jugar que sí encadiló a la afición rojiblanca, el de Larrainzar fichó por el Athletic un 7 de junio de 1991 dejando al equipo rojillo esa temporada en cuarta posición. Ahora retomará el reto que supone esa misma posición, pero esta vez en calidad de técnico.
«Cuco, Cuco»
Hombre de club, junto al Nervión supo aclimatarse a la perfección entre los leones de San Mamés, cuya hinchada coreó en numerosas ocasiones el grito de “Cuco, Cuco”, pero también fue capaz de aprovechar el momento idóneo para regresar a Osasuna y abrirse un hueco, con el tiempo, entre el cuerpo técnico del club.
Primero, como ayudante de Javier Aguirre en la iniciación del mexicano en la liga estatal, para posteriormente ir haciéndose cargo de la dirección de los equipos juveniles hizo campeón a ambos, además de disputar una final copera ante el Espanyol hasta recalar el año pasado en el Osasuna B, al que ha aupado al liderato durante tres jornadas y ha estado peleando por la fase de ascenso hasta hace bien poco.
Defensor del trabajo como bandera, Ziganda mencionó en su presentación a uno de los iconos del osasunismo, Pedro Mari Zabalza, como ejemplo a seguir en su tarea diaria. A buen seguro que al que fuera pícaro delantero no le importaría sumar en su palmarés tantas temporadas al máximo nivel como las del míster que le dio la oportunidad en los campos de fútbol.
A la espera de los frutos que puedan deparar su labor cotidiana en Tajonar, los primeros críticos ya han destapado la caja de los truenos de la inexperiencia del de la Ultzama, pero habrá que recordarles que tampoco nadie daba un duro por la plantilla rojilla del año pasado y mucho menos se podía pensar que se firmaría la mejor temporada de la historia del club navarro.
La picardía del Cuco en el terreno de juego, y especialmente dentro del área, también ha sabido extrapolarla al banquillo y ahora se enfrenta a la oportunidad de su vida de consagrarse como preparador en la máxima categoría del fútbol estatal. -
Natxo MATXIN
