No sé si decimos lo mismo aquí y allí cuando llamamos a alguien productor. Ha fallecido Araron Spelling y lo único que podemos decir es que muchas de las series de éxito de los últimos tiempos venían desde su factoría, su diseño, su participación, su patrocinio, su colaboración, su producción. Estas son algunas de sus contribuciones a nuestra cultura audiovisual. “Vacaciones en el mar”, “Sensación de vivir”, “Embrujadas”, “Starsky y Hutch”, y yo diría que con lo anterior ya tenemos una idea más que completa de quién estamos hablado.

Pero es que a lo largo de sus ochenta y tres años ha proporcionado más de cinco mil horas de televisión, asunto que le mantiene en el Libro Guinnes de los Récords, porque se trata de una clase de productores que actuaban en primera persona, es decir de una manera de entender la producción audiovisual que parece haberse olvidado definitivamente. Su nombre aparecía, aparece y aparecerá todavía durante muchos años en los créditos de muchas de las series que nos ocupan tantas horas de la parrilla.

En la cultura televisiva estadounidense el nombre de algunos productores es aval y garantía. Muchas series empiezan a fraguarse con el simple reclamo del productor solvente. El reparto, los guionistas, la dirección es una formalidad que posteriormente se va solventando de manera profesional. El impulso es que un productor como Aaron, pero existen unos cuantos más que operan con la misma intención, es una garantía suficiente. Y lo más curioso es que si se sigue la trayectoria de estos productores hay un discurso, una continuidad de intenciones, que tienen connotaciones de toda índole, y muy directamente en el territorio de la estética.

Productores sabios. Sabían mucho, no solamente de números sino de arte audiovisual, tenían sensibilidad y además se forraron. Se hicieron de oro, ganaron millones de dólares. Es la otra parte de este asunto, la comercial, la industrial. Sensibilidad artística y mano dura en los números. Este sería la definición de productor. Otros son solamente administrativos. O cosas perores. Coberturas para canalizar gastos. Amo los productores de verdad. -