«Mapas abiertos» o cómo restituir la identidad en América Latina
Compartiendo el marco con el Zinemaldia, la Sala Kubo de Kutxa ha inaugurado la muestra «Mapas abiertos», que partiendo de un libro sobre la historia de la fotografía en América Latina, en el que se estudiaban 500 fotógrafos, se han seleccionado 43 autores de 10 países. El coordinador de la muestra, Alejandro Castellote, recordó que la exposición había sido gestionada mediante una curaduría asamblearia.
DONOSTIA
Lo mismo que los viajeros europeos del siglo XIX cruzaban los Pirineos por Irun y se encontraban de golpe con un clima tórrido, una religiosidad ancestral y todo un rosario de tópicos sobre una Península congelada en el tiempo, los viajeros que desde la conquista han ido visitando América Latina han ido labrando otro rosario de tópicos que más tarde han tenido que ir desmontando los propios latinoamericanos. La muestra de fotografía “Mapa irekiak. Mapas abiertos”, que ayer se inauguró en la Sala Kubo, responde a ese intento de restitución de la identidad. «Desde la conquista al siglo XX, la fotografía no ha hecho sino confirmar los estereotipos que sobre ella se tenían en Estados Unidos y en Europa. Es a partir de los 60 cuando hemos asistido al boom del realismo mágico en literatura, concepto que tuvo un eco importante entre los fotógrafos durante los años 80. En los años 90 se dio un punto de inflexión. Si los años 80 se corresponden en términos cinematográficos a la película ‘Como agua para chocolate’, en los años 90 estaríamos más cerca de ‘Amores perros’. Este cambio coincide en el campo social con el fenómeno de los grandes desplazamientos desde ámbitos rurales hacia las zonas urbanas, con todo lo que conlleva de pérdida de identidad, de precariedad y recomposición de espacios públicos», dijo ayer Alejandro Castellote, responsable de la exposición.
«Curaduría asamblearia»
Castellote recordó que el objetivo de la muestra es «dotar de visibilidad a una de las fotografías más interesantes que se están haciendo hoy». La idea de la muestra nació a partir de un libro sobre la historia de la fotografía en América Latina que publicó Lumber y que finalizaba en los años 90. «Nuestros quisimos estudiar la fotografía latinoamericana en el cambio de siglo. Durante tres años he estado concentrado en este proyecto. La curaduría, como llaman ellos al comisariado, ha sido asambleario, para decirlo de alguna forma. Mi trabajo ha sido, por lo tanto, coordinar a los curadores locales, expertos, galeristas, editores, conservadores y, por supuesto, a los propios fotógrafos», dijo Alejandro Castellote. La muestra se estructura en torno al tema de las identidades y de los escenarios urbanos. «Se preguntarán por qué en Latino América se cuestionan tanto el tema de la identidad dijo Castellote durante la visita guiada a la muestra. Vargas Llosa contestaba en una conferencia que dio en la Casa de América diciendo que ‘en Latinoamérica no tenemos identidad, porque las tenemos todas’. Tienen japoneses, chinos, europeos, indígenas, criollos y mestizos. Reconocerse, por lo tanto, en torno a unas claves ha sido una tarea muy difícil que ha tenido que ver con la relación con el pasado y también con lo cercano». El apartado relativo a la identidad se abre con unas imágenes de Gerardo Suter (argentino que a los 18 años se desplazó a México), que fue uno de los primeros en utilizar simbología prehispánica en las fotografías. Destaca en esta sección la gran presencia de la mujer. Han elegido para el cartel de la muestra una imagen de la mexicana Tatiana Parcero, «porque ella representa varias cosas a la vez:es una autorepresentación, es un autorretrato de ella misma desnuda, pero tatuada simbólicamente con un códice antiguo que a su vez significa una autoafirmación referido al periodo prehispánico», dijo Alejandro Castellote. Hay otros fotógrafos que ya están cansados de reivindicar su identidad y empiezan a mirar hacia Occidente en condiciones de horizontalidad. Castellote recordó que Cuba es probablemente «uno de los países donde la comunidad negra ha tenido más acercamiento hacia la normalidad en lo social, sin que hayan alcanzado una igualdad, ni muchísimo menos. Eso se refleja en la cantidad de artistas de raza negra que proceden de Cuba. Ese fenómeno no se da en Brasil, aunque los hay muy buenos, como es el caso Eustaquio Neves». Durante la visita guiada a la muestra, Alejandro Castellote dedicó una atención especial al trabajo del argentino Marcos López, “Asado en Mendiolaza”, una emulación de “La última cena” de Da Vinci, en la que los apóstoles son sustituidos por hombres vestidos de calle o con camisetas de fútbol. También explicó con detenimiento las imágenes realizadas por Foto Kids y otros talleres de Guatemala, México y Perú. Los cerebros de la muestra
Los verdaderos responsables de la muestra son Rubens Fernández, historiador de la fotografía brasileña; Alejandro Castellanos, director del Centro de la Imagen de México; Rosina Casali, historiadora de arte; Juan Antonio Molina, uno de los críticos más lúcidos que está reflexionando sobre las señas de la fotografía latinoamericana de hoy, y Alejandro Castellote.
|
