Llevamos casi seis meses desde que ETA declaró un alto el fuego permanente y “Abc” ha descubiertro ahora que «esto no es tregua», tal y como titulaba ayer su editorial principal.Según el editorialista de Zarzalejos, «la violencia callejera de los proetarras ha alcanzado este fin de semana una intensidad que ya no permite al Gobierno seguir eludiendo la gravedad de la situación».
Y advierte al gobierno de ZP que «el método de mirar a otro lado (...) toca a su fin en cuanto la organización terrorista planta en las calles del País Vasco una campaña de destrucción de autobuses y cajeros, de sabotajes al Euskotren y de ataques a dependencias judiciales». Y atribuye todo eso a ETA, sí, sin más ni más.
Lo mejor, con todo, llega cuando expone su lectura contradictoria entre lo que va a ser y lo que debiera ser: «Esta no es la tregua en la que ETA va a desaparecer ni a entregar las armas incondicionalmente, únicos objetivos legítimos de cualquier diálogo de un Gobierno democrático con una organización terrorista». Y, ¿qué hay del proceso político?
Y como para sostener la propia posición vale hasta un clavo ardiendo, va el editorialista y nos suelta que «es una irresponsabilidad negar a la «kale borroka» el significado real que tiene en la estrategia general del terrorismo etarra. Fue un instrumento esencial para «socializar el conflicto» y también para consolidar la cantera de nuevos terroristas». Por eso cree que esas actuaciones «demuestran que ETA ha situado sus bazas sobre la mesa, con Batasuna plenamente operativa, el frente de presos reactivado ya no hay presos que pidan a la banda el abandono definitivo de las armas y la violencia urbana campando a sus anchas».
El hombre debe de estar desolado, porque constata que «tras el desarme unilateral del Estado paralización de la ley de Partidos, ruptura del Pacto Antiterrorista, inhibición de la Fiscalía, ETA percibe que tiene la iniciativa y que su posición es más fuerte, sea cual sea el resultado de la negociación».
Para concluir, indica a ZP lo que debe y no debe hacer:«lo que ahora interesa a la banda la constitución inmediata de la mesa política no deben concederlo el PSOE y el Gobierno bajo ningún concepto, salvo que estén dispuestos a entregar a los etarras un motivo de justificación de sus sangrientas cuatro décadas de existencia». -
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