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Gara > Idatzia > Iritzia > Jo puntua 2006-09-20
Helen Groome - Geógrafa
Por los pelos

Cuando Frida Kahlo, pintora mexicana, afeitó su bigote, Diego Rivera, muralista mexicano (y, de paso, su marido), se enfadó. No era ni es frecuente. La vasta mayoría de las mujeres que conozco elimina su bigote para no sentirse burlada. Lo raro es que una mujer deje su bigote porque sí. Naturalmente, el bigote tiene sus funciones, entre ellas proteger la boca de líquidos deslizantes. Si crece, por algo será.

Los pelos del sobaco también tienen su razón de ser, evitando, por ejemplo, el roce de una parte del cuerpo con otra. No obstante, en muchas sociedades se insta/insinúa/obliga a la mitad de la población, la mitad femenina, a afeitarlos. Si quiere afeitarlos ¿por qué no?, pero si no quiere ¿qué más da? ¿Por qué las miradas de burla?

Los pelos de las piernas, por escasos que sean, se erigen en condiciones de temperatura extrema, ayudando a mantener una temperatura corporal equilibrada. Pero sólo una minoría de mujeres occidentales opta por lucir sus pelos en las piernas. Incluso en invierno, y bajo pantalones o medias, se apresuran a afeitarlos. Cuando llega el verano, a las mujeres se les deja de escrutar el busto para hacer una inspección descarada de sus piernas, caso de no haberlas afeitadas, normalmente con la consabida mueca en la cara del inspector de turno.

Parece insensato hoy día y por aquí enseñar el más mínimo pelo en la zona de entrepiernas exterior a un bañador, si eres mujer, claro está. Hay que eliminarlos, no importa el dolor implícito, ni la pérdida de las funciones naturales de estos pelos, como evitar el roce en las ingles, por ejemplo. Lucir estos pelos es el último pecado ante el Dios de la moda, que no sabe apreciar lo que hay sino únicamente lo que alguien dicta que debe haber.

Cualquiera que suda mucho, en su trabajo o simplemente en un día de calor, sabe que las cejas protegen los ojos. ¿Por qué entonces la presión sutil pero implacable de ir eliminando determinados pelos de las cejas para ir dando una forma determinada a las mismas? ¿Por qué todas las mujeres deberían parecerse entre sí con un patrón único y falso de cejas?

Las acciones de la mitad de la población, en lo que respecta a pelos corporales, no son libres. ¿Por qué se acepta tan dócilmente esta imposición «estética»? ¿Nos sentimos más guapas? ¿O en el fondo sabemos que depiladas así habrá más paz social y doméstica y no nos atrevemos a cuestionarla, aunque sea, como en otras tantas cosas, a costa nuestra? -


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