La realidad no sé, pero la estupidez, ¡ésa sí que supera con creces a la ficción! Consolado por el hecho de que el humano es el único animal que tropieza cien veces incluso aunque no haya piedra, encendí el televisor intentando hallar en él algo que me hiciera dejar de observar mi interior y de paso, dejar también de ver mi rostro reflejado en la pantalla del aparato. Esto último me fue relativamente fácil una vez me hice con el mando a distancia que vive enterrado en el sofá; ttak. Lástima que la procesión, incluso la del televisor, vaya por dentro.
Actores de palo, entre los malos los más malos, desfilan en plató fingiendo realidades que quienes en realidad las padecen fingen desconocer. Periodistas licenciados en comer entrepiernas y poner culos degüellan a lápiz a quien ose acudir a sus bacanales televisivas. Personajes que ellos mismos popularizan para, una vez llegado el momento idóneo, despellejarlos en prime time.
Hacer del terrorismo machista un re-clamo para conseguir mayores cotas de audiencia es, por lo visto, reflejo de au- dacia empresarial y lucidez periodística. Denunciar malos tratos ante las cámaras, ya sean verdaderos o falsos es el bussines del año.
¿A que a veces no estamos tan en con-tra de la pena de muerte? Es que con esta gente...
Y del humor televisivo, ¿qué decir? salvemos de la quema a “Wazemank” y dí que ETB1 tampoco es que sea un canal, canal, pero... ¿qué nos queda? La crème de la crème del imperio del reír, los Morancos, pedófilos millonarios que llenaron el Arny de su mejor humor.
Nos abandonó Sardá con su humor «inteligente», ¿a qué le llamarán en Catalunya estúpido?
Por cierto, ¿habéis visto “Territorio Champiñón”? No siempre es subir bajar a Madrid. Con cierta nostalgia me pregunto dónde currarán Faemino y Cansado, y me respondo que en nada, que es muy dura la óptica. Para acabar como Pedro Reyes, mejor leo a Kierkegaard.
Realitys, teleseries baratas como “Bea la fea”, fútbol, fútbol, fútbolŠ Y nosotros mirando. Imitando. El mundo capitalista, del que es mera sucursal España, está ganando, y fácil, la batalla. Somos como ellos, pero en euskera. Es tal el descaro con el que nos toman por idiotas que empiezo a pensar que la guerra es otra. Y ahí nadie sobra. -