Vaya por delante que cada cual tiene derecho a festejar lo que le venga en gana. Lo mismo el santo patrón de su pueblo que nunca visitó en vida, si es que, en realidad, existió que el solsticio de verano (apropiado con habilidad por la Iglesia rebautizándolo como San Juan) o la batalla de Valdejunquera, donde Abderramán les dio a los cristianos una paliza de cuidado y los de Antzuola se empeñan en celebrar como una victoria. Allá cada cual.
El estudio de las fiestas que cada quien guarda sirve, no obstante, para conocer algo más de su personalidad, de sus inquietudes, de sus sensibilidades. Y contemplar los festejos organizados ayuda a profundizar en ese conocimiento.
En Iruñea, por ejemplo, festejan a San Fermín, uno que, dicen, era hijo del jefe de la guarnición romana ocupante y terminó de obispo allá por Amiens. No tiene, la verdad, demasiado fundamento el patronazgo, pero los iruindarras se lo pasan de miedo en compañía de los forasteros, corren sus encierros, disfrutan en las peñas, comen y beben con escasa moderación, cantan jotas divertidísimas, le dan un paseíco al santo para cumplir y ya está. Eso es una fiesta.
Hoy los vecinos del sur también están de fiesta. Celebran, el 12 de octubre, lo que ahora llaman «Día de la Hispanidad» y que antes, con menos pudor, llamaban «Día de la Raza». En realidad, lo que celebran es que el 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón salió de su profunda ignorancia y se dio cuenta de que América estaba justo allí, en América. Y a eso le llamó «El Descubrimiento». Analicen la tontería. Cualquier día propondrán celebrar el día en que, por poner un ejemplo, el rey Borbón cayó en la cuenta de que los chicos y las chicas tienen diferencias morfológicas evidentes. También ese podría ser «El Descubrimiento». ¿Por qué no?
Sería, en cualquier caso, una fiesta menos repudiable que esa otra en la que celebran un genocidio sin precedentes en la Historia; el saqueo de un continente que lleva siglos soportando los abusos de los que siguieron al descubridor; la imposición, a sangre y fuego, de una cultura y una religión ajenas...
Y también celebran a la patrona de la Guardia Civil, la Pilarica que también parece irreverente llamar así a la Virgen, pero en fin.... A esa Guardia Civil militar que tanta sangre de civiles derramó a lo largo de su historia. Ya les conozco mejor a los vecinos del sur. -