DUBAI
La reunión ha sido convocada bajo el patrocinio de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), con sede en Arabia Saudita, país dirigido por una dinastía sunita que cuenta a su vez con una minoría chiíta en el este del país, principal zona petrolífera del reino.La OCI ha elaborado un proyecto de declaración de diez puntos, bautizado como «Documento de La Meca», elaborado con versículos del Corán y hadices (mensajes atribuidos al profeta Mahoma).
El texto propone «la prohibición de verter sangre musulmana», la salvaguarda de los lugares de culto de las dos comunidades, la defensa de la unidad de Irak y de su integridad territorial y la puesta en libertad de todos los detenidos inocentes».
Un reponsable anónimo de la OCI anunció que la cita «reunirá a la Marjaiya (autoridades religiosas supremas para los chiítas) y a ulemas sunitas para bendecir un documento que será distribuido a los iraquíes y difundido a través de los medios de comunicación».
Por de pronto se ha confirmado la participación en el encuentro de dos altos funcionarios iraquíes de las Waqfs (encargadas de la gestión de los bienes religiosos), uno chiíta y otro sunita, un ulema sunita, Mahmud Samadaii, y Sadreddine Qobbanki, representante del Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Irak (ASRII), principal formación chiíta del país. No se descartan más participantes.
«La causa es la ocupación»
Dhargham Abdallah Al-Dabbagh, universitario iraquí que reside en Alemania, augura poco éxito a la reunión. «Ciertamente, las intenciones de los saudíes son buenas, pero la reunión está condenada al fracaso y, en todo caso, su impacto será nulo sobre el terreno».«En realidad, el conflicto entre chiítas y sunitas es una consecuencia de la ocupación. Son los americanos los que han consagrado el confesionalismo en Irak, lo que está provocando la emergencia de una guerra civil que el Gobierno iraquí se niega a reconocer», añade.
Al-Dabbagh insiste en que «lo único que puede poner fin a la violencia es eliminar su causa», y lanza una pregunta directa: «¿Los participantes en la conferencia van a ser capaces de exigir la retirada de las fuerzas de ocupación?».
Por supuesto que él anticipa la respuesta recordando que «la reunión de La Meca no podría tener lugar sin la luz verde de los americanos, que intentan una salida honrosa de Irak».
No será, a su juicio, la mediación estadounidense la única razón del fracaso de la cumbre.
El universitario recuerda, en esta línea, que «influyentes grupos y personalidades, tanto chiítas, como sunitas, han sido ignoradas y marginadas», y entre ellas cita a los grupos de la resistencia iraquí y a los ayatolahs Al-Mouayyed, Al-Bagdhadi y Al-Jalisi.
Al margen de presagios, la cumbre coincide con un recrudecimiento de la violencia sectaria en pleno Ramadán.
Ayer mismo, 71 cadáveres con impactos de bala fueron hallados en Bagdad, y en Hadiza, en la provincia occidental iraquí de Al Anbar.
Venganzas en Balad
La violencia sectaria se ha cobrado en los últimos días al menos 66 vidas en la ciudad de Balad, provincia de Salahedin.La escalada comenzó el viernes con el secuestro y aparición de los cadáveres de 19 chiítas en Al Dulyiyya, al este de esta ciudad, situada 100 kilómetros al norte de Bagdad.
Al día siguiente 38 sunitas fueron masacrados en reprealia. Testigos locales narraron ayer que «la gente no se atreve a retirar los cadáveres de las calles por la presencia de la milicia chiíta del Ejército de El Mehdi», brazo armado del movimiento al-Sadr.
Un movimiento que denunció ayer la detención por soldados estadounidenses de uno de sus dirigentes, jeque Mazen al-Saidi, jefe del movimiento en Karkha, oeste de Bagdad.
La organización que dirige el joven Moqtada al-Sadr ha convocado una gran protesta hoy.