Txotxe Andueza
La Historia tratada con fotoshop
Las pruebas de la manipulación de las fotografías realizadas a Hitler y Franco en el encuentro que mantuvieron ambos dictadores en Hendaia cuando discurría la segunda guerra mundial no dejan de constituir una anécdota que es, a su vez, la confirmación de algo que era sobradamente conocido. De hecho, es bien sabido que antes con métodos más caseros, literalmente cortando y pegando, y ahora con el «corta y pega» y el fotoshop, los poderosos siempre han tenido asegurado su mejor perfil en muchos de los medios de comu- nicación, sobre todo en los de carácter «oficial», que al fin y a la postre saben, y de sobra, que no es bueno morder la mano que les da de comer. Así, se entiende que Franco quiso que le abrieran los ojos allá donde los había mantenido cerrados, y la agencia de noticias oficial de un régimen dictatorial no vio otra salida que la de obedecer la voz de su amo. Es una anécdota, porque, como recalca la agencia de noticias responsable de los trucos de entonces y de su difusión de ahora, con estas fotografías no se falsea la historia, ya que la reunión existió, sino que simplemente se maquilla. Lo que ya mosquea un poco más es que se resalte tanto esa, en realidad, tímida manipulación de un hecho histórico que en el fondo no se niega, en unos momentos en que asistimos a la realización de un vergonzoso fotoshop a la memoria y a la historia: el Gobierno del PSOE, con un proyecto de ley que iguala a agresores y víctimas y acaba asumiendo en la práctica las consecuencias de la acción golpista, pone la guinda pusilánime a la ofensiva de quienes niegan la mayor. Los reyes del no: no hubo dictadura, no hubo ni hay represión, el «régimen» (que ayer mismo alguien negaba en la televisión pública vasca) no asesinó, no torturó, no discriminó, no era ilegítimo, Franco no mató a nadie (Fraga tampoco, lo dijo la misma persona en la misma cadena de televisión), Hitler no mató a nadie... No a recuperar la me- moria histórica, no a restituir el recuerdo de las víctimas (y de paso sus cuerpos a los familiares), no a la búsqueda de responsables... Maquillar al dictador para mejorar su imagen responde a la lógica del terror que el propio sistema político impone. Negar la existencia de esa dictadura y sus consecuencias cuarenta años después sólo puede responder a la lógica de quien añora cabalgar, otra vez, a lomos de caballo ganador. -
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