QUITO

Palacio ciñó la banda presidencial a su sucesor en un acto realizado un día después de que Correa recibiera el Bastón de Mando en una ceremonia indígena en Zumbahua, en el centro andino de Ecuador.

El mandatario ecuatoriano, que finalizó su discurso en quechua, afirmó que con el inicio de su mandato, su país se integra «de manera decidida» a la construcción de la «gran nación sudamericana» y ofreció a su país como sede permanente de secretaría de la misma.

«Los pueblos no nos perdonarán si no logramos avanzar en la integración de nuestra América», señaló Rafael Correa, quien expresó su esperanza de que Venezuela vuelva a la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que abandonó en abril, para que «junto al Mercosur, a Chile, Surinam y Guayana, se concrete lo antes posible la institucionalización de la comunidad sudamericana».

El presidente de Ecuador aseguró que al país le «llegó la hora» del cambio. Manifestó que su sueño, «con toda humildad», es ver un país «sin miseria, sin niños en la calle, una patria sin opulencia, pero digna y feliz» y añadió que «ahora, con el corazón les repito, jamás, jamás defraudaré a mis compatriotas y consagraré todo mi esfuerzo, con la ayuda de Dios y bajo las sombras libertarias de (Simón) Bolívar y (Eloy) Alfaro (ex presidente de Ecuador), a luchar por mi país, por esa patria justa, altiva y soberana que todos soñamos y merecemos».

A la ceremonia oficial de investidura de Rafael Correa asistieron los presidentes de Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Haití, Irán, Nicaragua, Paraguay, Perú, Venezuela y República Árabe Saharaui Demo- crática (RASD), además de decenas de delegaciones de menor rango de otros países.