Una frase que sirve lo mismo para cumplir con el objetivo que señala su enunciado como para todo lo contrario. Y, sin embargo, es la frase de las pronunciadas por el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, que más puede acercarse a un compromiso. Y a nadie se le oculta que para superar la situación de grave crisis y abrir un nuevo horizonte para el proceso el compromiso es un ingrediente esencial. Por lo demás, ante las propuestas escuchadas en el Congreso cabe mantener la mayor cautela. Los pactos y foros varios creados para «combatir el terrorismo» no están en el origen del proceso, ni de ninguna otra experiencia de solución. Sí, en cambio, han sido fuente de recetas que sólo han servido para prolongar el conflicto y el sufrimiento que éste lleva aparejado. Si el objetivo al evocar reuniones de este tipo es atraer al PP, el esfuerzo volverá a ser vano. Si se quiere reforzar el diálogo entre partidos cara a retomar esa búsqueda de la paz a la que aludió Zapatero, se requieren escenarios menos contaminados por el pasado y que sirvan al diálogo político y no a la mera estrategia policial. En todo caso, de un pleno sobre el atentado de Barajas cabía esperar alguna autocrítica, no ya sobre la desafortunada declaración del 29 de diciembre, sino sobre lo que no hizo o hizo mal el Gobierno español en los nueve meses anteriores. -

Ejecuciones en Irak: más deseo de venganza que de justicia

El ahorcamiento de madrugada de Barzán al Tikriti y Awad Hamad al Bandar, al igual que la ejecución del propio Sadam Hussein, es muestra del déficit democrático existente en Irak. Responde más a un deseo de venganza que a la voluntad de hacer justicia. Afirmar que con esas ejecuciones se ha asestado un golpe a la resistencia es parte de un mensaje que poco tiene que ver con la realidad. Suponen un acicate para la intensificación del conflicto, motivo para agudizar el enfrentamiento entre distintas comunidades. -

UPN y el intento de asalto del consistorio iruindarra

A la vista de las fotografías de unos jóvenes sentados en la entrada del Ayuntamiento de Iruñea y mostrando unos carteles alusivos al caso «Jarrai-Haika-Segi» resulta difícil deducir que el viernes hubo, como lo ha hecho UPN, un «intento de asalto» al consistorio iruindarra. Se acerca más a la noción de violencia la actitud de los policías municipales que se llevan a volandas a uno de esos jóvenes, y que llevó este diario a su portada del sábado. Percepciones al margen, lo grave es el trasfondo de la protesta ¿no? -