Decía Chomsky que «el distanciamiento y la ecuanimidad frente a una insoportable tragedia pueden resultar aterradores». Poder evitar la tragedia y no hacerlo también puede ser aterrador.
Estas reflexiones han nacido a la luz de los acontecimientos de las últimas semanas. Debo prevenir contra la tentación de una falsa interpretación de lo que voy a exponer a continuación. Mi intención no es otra que compartir mis opiniones con las distintas partes interesadas en la resolución del conflicto por la vía del diálogo y la negociación política.
Mi posición es contraria tanto a la actividad armada de ETA como a una solución policial-militar por parte del Gobierno español, es decir, estoy contra la lógica militarista que, hasta ahora, viene caracterizando la resolución del conflicto (o su mantenimiento, si se prefiere). Por tanto, no puedo estar de acuerdo con el atentado del pasado 30 de diciembre, en el que perdieron la vida Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio.
A fecha de hoy me preocupa especialmente que Euskadi Ta Askatasuna rompiera el alto al fuego permanente sin emitir tan siquiera un comunicado previamente, y su posterior comunicado, en el que anuncia que sus «decisiones y respuestas serán acordes con la actitud del Gobierno de España». Para mí, este comunicado nos sitúa en agosto del pasado año y no en la declaración del 24 de marzo de 2006.
Me preocupan también, por sus consecuencias, las declaraciones de Imaz, que fue incluso más lejos que la propia Audiencia Nacional al aplicar el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo para impedir la participación de Batasuna en la manifestación del 13 de enero, al señalar que las instituciones y partidos «deberían tomar las medidas oportunas», impidiendo la presencia de Batasuna.
Por otro lado, durante estos 9 meses de proceso formal de paz, se ha recrudecido la persecución hacia la izquierda abertzale (IA); prosiguen los sumarios como el 18/98 y otros; se ha incrementado arbitrariamente la pena de Iñaki de Juana Chaos; se han practicado detenciones; no se ha llegado a constituir la mesa multipartita; se ha mantenido la aplicación de una legislación excepcional contra la IA; el PSOE prosigue con su política penitenciaria.
También han surgido iniciativas inclusivas, como Ahotsak. Pacta sunt servanda (lo pactado obliga), dice la locución latina. Aún hay razones para mantener la esperanza. -