Raimundo Fitero
Probeta
Hay noticias que se sueltan en medio de la vorágine y pasan desapercibidas. Una de ellas es la de que Louise Brown, la primera niña probeta de la humanidad, ha dado a luz y su embarazo fue conseguido por métodos tradicionales y naturales. La cosa parece nimia, pero nos coloca ante el paso del tiempo y ante el bucle generacionista. Hoy las posibilidades de lograr embarazos por métodos clínicos y asistidos son muchísimas más. Por lo tanto, como siempre hay una primera vez, que la primera persona (conocida) gestada por métodos clínicos de laboratorio haya roto con la cadena y pueda engendrar naturalmente, nos deja con una sensación de reconocimiento de un cierto progreso en la parte material de la existencia química en la tierra.La realidad nos coloca ante estas situaciones que pueden considerarse avances técnicos de la existencia, pero que no solucionan ningún problema de complejidad filosófica. Quizás toda la procreación asistida nos coloque ante una duda de propiedad intelectual. O mejor dicho, de paternidad. Por lo tanto un asunto de resolución en términos jurídicos para asegurar la transmisión de bienes. En estos precisos momentos de la historia contemporánea, si fallan las químicas, las mecánicas y los procesos clínicos, siempre queda la adopción. Un asunto que hemos asumido de una manera misionera, cuando en algunas ocasiones se trata de una simple opción consumista más. ¿O no es consumismo duro el cambio de aspecto? La cirugía estética es optativa, pero es la máxima expresión del consumismo, de la agresión consentida para tener el cuerpo deseado. “Cambio radical” nos lo demuestra. Es una barbaridad televisada, un anuncio a lo bestia, guionizado, pero patrocinado por los cientos de clínicas dedicadas a remodelar cuerpos donde escapa el alma. O como nos dice una mujer con todo el cuajo de su perspectiva de enganchada: el bótox es adictivo. Una adicción que sirve para que los enganchados se vean con su cara hinchada pero con diez años menos. Silvestre Stallone nos dio una muestra de esta locura. Es vivir dentro de una probeta -
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