¿Pisar flores en un cementerio es un «delito de terrorismo»?
Cada cierto tiempo se producen episodios que obligan a frotarse varias veces los ojos para compro- bar si lo que se ve es lo que realmente ocurre o si una nebulosa cubre esa realidad hasta el punto de deformar la visión que tenemos de ella. La Ertzaintza publicita que ha evitado un ataque contra la tumba de Gregorio Ordoñez y la Audiencia Nacional española le pide de inmediato el expediente en el que se acusaría a once personas, ocho de ellas menores, de pisotear las flores colocadas, entre otros por el ex presidente español José María Aznar, sobre la tumba del edil del PP muerto por ETA. Antes que nada, conviene que se aporten datos que arrojen luz sobre el suceso. Ello no es óbice para que, ante dicho incidente, como ante los protagonizados por «incontrolados» que pintan, rompen y arrancan estelas de recuerdo a militantes abertzales, sea conveniente recordar el principio del respeto a las víctimas. Pero, cuando en cementerios se han vivido hechos tan graves como la carga de la Ertzaintza contra los familiares que portaban los féretros de Lasa y Zabala, cabe preguntarse por qué el caso de Polloe que un juzgado ordinario calificaría como mucho de «acto vandálico» llega a la Audiencia Nacional para ser convertido en «terrorismo». ¿Se debe a la relevancia de la familia afectada o es que la Ertzaintza piensa velar a partir de ahora por el respeto a la memoria de todos los muertos de este largo y doloroso conflicto? -
Trabajadores que fallecen sin que nadie les reconozca como propios
Quienes acostumbran a hablar de la globalización, de la flexibilización laboral y de la liberación del mercado como parte de una evolución inevitable que, por encima de daños puntuales, soluciona problemas y abre oportunidades harían bien en poner rostro a las víctimas de ese modelo. Said Dakoun es el nombre de una de las últimas víctimas de la precariedad ilimitada. Subcontratado en segunda o tercera instancia, murió al caer de siete metros mientras limpiaba la cubierta de la empresa Sucesores de Aguirre S.A. El accidente se tardó en comunicar cinco días y cuando han transcurrido diez todavía no se sabe a qué empresa se vinculaba. ¿Quizás no tenía ni siquiera un contrato? -
Manifestaciones institucionales y ciudadanas
Juan José Ibarretxe opta por no ir a la manifestación impulsada por cuatro partidos, entre ellos el suyo, para reclamar respeto a la institución que representa. Envía, eso sí, su reconocimiento a los ciudadanos que salen a la calle para denunciar su injustificable comparecencia judicial. Los ciudadanos son objeto del deseo de los partidos, que solicitan su concurso, las más de las veces, para cubrir necesidades partidarias. Sin altavoces oficiales, Milakabilaka convoca a los ciudadanos a marchar, no en defensa de la iniciativa en sí, sino en apoyo del proceso democrático. Sin pancartas y, a poder ser, sin declaraciones de políticos. La ciudadanía como protagonista. -
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