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Gara > Idatzia > Jendartea 2007-01-30
Los expertos acortan los plazos sobre el calentamiento global
·Un nuevo informe auspiciado por la ONU incide en responsabilizar a la actividad humana

El informe que el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático tiene previsto presentar el viernes en París insiste en responsabilizar a las actividades humanas del «efecto invernadero» y augura un calentamiento del planeta más «acelerado» de lo que se había pronosticado hace tan sólo seis años.

GASTEIZ

«No es ciencia ficción que la mitad de Bilbao pueda inundarse», respondía en una reciente entrevista el director de Ihobe y de la Oficina Vasca contra el Cambio Climático, Xabier Caño. «Lo que no sabemos es en qué lapso de tiempo», matizaba. El Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) está reunido desde ayer en París para ultimar sus proyecciones del calentamiento de la Tierra para este siglo, después del escenario dibujado por él mismo en 2001. Medio millar de expertos deberán consensuar, «palabra por palabra y línea por línea», un documento que se presenta el próximo viernes en la capital francesa y que es considerado la ‘biblia’ del cambio climático. Lo que ya se ha avanzado es que el calentamiento acelerado del planeta será, aseguran, más «acelerado» de lo que las proyecciones decían hace seis años.

Según las filtraciones de las últimas semanas, en 2001 se anunciaba un aumento de la temperatura de la Tierra de entre 1,4 a 5,8 grados en el horizonte de 2100. De acuerdo con lo avanzado ahora, la horquilla se ha ajustado y se situaría entre 2 y 4,5 grados centígrados, con 3 grados como opción más probable. Del midmo modo, no hay lugar a dudas sobre el hecho de que son las actividades humanas las responsables del «efecto invernadero» por sus emisiones.

También se habrían afinado las cifras de la elevación del nivel de los océanos por la fusión de una parte de los casquetes polares y el aumento del volumen del agua marina por el propio calentamiento, al pasar de unos márgenes muy amplios de 9 a 88 centímetros a finales de siglo a otros, más reducidos, de 28 a 43 centímetros.

Voces críticas

Una de los dos copresidentes del grupo del IPCC encargado del informe sobre las bases científicas del cambio climático, Susan Solomon, insistió ayer en la seriedad y en las garantías de independencia de los resultados, y lo ilustró indicando que el 75% de los científicos implicados no había intervenido en la redacción de la edición precedente, publicada en 2001.

Sin embargo, hay voces que discrepan de datos como los que se presentarán este viernes. Uno de esos puntos donde los números ‘discrepan’ es precisamente en esa elevación de las temperaturas. El geógrafo y experto vasco en climatología Antón Uriarte responde que «en contra de lo que nos dicen, en contra de lo que nos mienten, la tendencia lineal de la temperatura en la mayor parte de Europa y de Siberia durante los meses invernales, entre 1990 y 2006, ha sido a la baja. Los quince años anteriores fueron diferentes y todos estos datos son oficiales, vienen de la NASA, pero claro, la ‘oficialidad’ sólo elabora y presenta los mapas que añaden nieve compacta a la gran bola, a la gran trola». Es más, insiste en que «en los últimos cinco años, la temperatura global media se ha mantenido estable».

Otro factor que pone en entredicho este escéptico del calentamiento global acelerado es el del aumento del nivel de los mares. Defiende que, en base a mediciones de satélites, ejemplos como el del Mar Mediterráneo demuestran que, tomando de referencia la última década, ese nivel sube en unos lugares y baja en otros. «Por ejemplo, parece bajar en el Tirreno y subir en el Egeo. En la costa española la tendencia es de ligera subida, pero en el sur de Mallorca es a la baja», detalla. Como botón, la estadística del puerto de Marsella, donde hasta 1950 se observa una ligera subida y desde entonces hasta ahora apenas hay variación. «Es muy complejo saber si el mar sube o baja, porque son muchos los factores temporales y regionales que lo modifican», concluye Uriarte.

Malos augurios

Sea como fuere, esta semana se hablará mucho del cambio climático a medida que se acerque la presentación de este informe del IPCC el viernes. En en la línea de cambios avanzados en otros informes, en este documento los autores pronostican olas de calor más frecuentes, intensas y duraderas que la que golpeó a Europa durante el verano de 2003, así como tormentas tropicales y huracanes más violentos, que inundarán en algunos casos las costas. El Artico, auguran, se quedará sin hielo muy probablemente en verano y se fundirán de modo creciente los glaciares de montaña y otras capas de hielo que hasta hace poco se consideraban perennes.

El cuarto informe de ese grupo de expertos llega más lejos que otros anteriores en su atribución directa del cambio climático al incremento de las emisiones de CO2 y de otros gases producidos por el ser humano desde el comienzo de la Revolución Industrial.

Los signos visibles de la influencia humana sobre el clima aparecen no sólo en las temperaturas de la superficie del planeta, sino también en las de los océanos y en el contenido térmico de esos últimos, los extremos de temperatura en tierra y la rápida disminución de los hielos árticos.



El sector automovilístico mantiene su presión sobre la Comisión Europea
GARA

BRUSELAS

La Comisión Europea analizará el impacto económico, social y medioambiental de una eventual normativa que obligue a los fabricantes a reducir las emisiones de CO2 procedentes de los coches, según anunció el portavoz de la CE Johannes Laitenberger.

La medida se hizo pública tras una carta remitida a la Comisión por la industria alemana del automóvil, que alerta de las posibles pérdidas de empleos que conllevaría la aprobación de ese tipo de legislación. El portavoz señaló que Bruselas quiere verificar las implicaciones de las propuestas de la Comisión antes de presentar una normativa.

La decisión sobre la eventual legislación, que en principio el colegio de comisarios iba a debatir la pasada semana, fue a última hora pospuesta, sin nueva fecha clara para retomar la cuestión.

El aplazamiento, que causó sorpresa en la presidencia alemana de la UE, se produjo en medio de la fuerte división en el seno de la CE sobre la obligatoriedad de la medida. El comisario de Medio Ambiente, Stavros Dimas, quiere obligar a que a partir de 2012 todos los coches nuevos emitan un máximo de 120 gramos de CO2 por kilómetro, a lo que se opone el comisario de Empresa e Industria, Günter Verhegen.

Leyes obligatorias

El portavoz comunitario añadió que la CE está convencida de que la mejor manera de lograr que la emisión media de los automóviles baje a 120 gr/km para 2012 (frente a los 161 gr/km en la actualidad) es a través de leyes obligatorias. «Lo que ahora se debate es qué debería exactamente cubrir la normativa, es decir, qué debería ser tenido en cuenta para lograr el objetivo de reducción de emisiones», añadió.

La actual estrategia para la reducción de las emisiones de CO2 se basa en un acuerdo suscrito por las asociaciones de fabricantes de automóviles de Europa, Japón y Corea del Sur, es decir, ACEA, JAMA y KAMA, respectivamente.

Por otra parte, el informe ‘‘Revolución Energética Global: Perspectiva mundial de la energía renovable’’ de la asociación ecologista Greenpeace, que se presenta hoy en Madrid, asegura que el cambio climático se puede evitar gracias a las energías renovables y a la eficiencia energética, reduciendo las emisiones de CO2 en un 50% de aquí hasta 2050.

Propuesta práctica

El documento presenta una propuesta práctica para reducir globalmente las emisiones de gases de efecto invernadero, además de asegurar el suministro energético de modo asequible y manteniendo estable el desarrollo económico.

El estudio, que tiene en cuenta áreas de rápido crecimiento económico, concluye que las energías renovables representarán el elemento principal de la economía mundial. Según las prospecciones de Greenpeace, Europa alcanzará casi los 550 millones de individuos en 2030, pero después se producirá una disminución, hasta los 510 millones para el año 2050; mientras, el PIB subirá anualmente un 1,7% con tendencia a triplicarse para 2050.

La intensidad energética se reducirá en un 1,1% anual, provocando, según el informe de Greenpeace, una reducción de la demanda final de energía por unidad de PIB del orden del 40% entre 2003 y 2050.


 
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