Puede pensarse que la propuesta que Batasuna presentó el pasado sábado en
Uztaritze llega en un contexto complicado, puesto que ya no existe el proceso de
resolución que hubiera situado al Estado francés ante la paradoja de apoyar una
iniciativa de diálogo al sur de los Pirineos mientras se cierra en banda en todo
lo que toca a sus posesiones hexagonales. Puede pensarse también que los que
colocaron en el calendario la fecha del 27 de enero contasen con que ese proceso
fuera un punto de apoyo precisamente para catapultar hacia París la propuesta de
una autonomía anclada en Euskal Herria.
Pero con la República jacobina francesa estas lógicas no funcionan así. Porque para un Estado como el francés que basa toda su política vasca en negar la existencia de este pueblo y en repetir hasta la necedad que la question basque es única y exclusivamente un problema español, poco importa que al otro lado del Bidasoa el proceso agonice o que haya estirado la pata.
Por lo tanto, por mucho que puede pensarse lo contrario, la propuesta de Batasuna no depende tanto de lo que ocurra al sur, sino del propio contexto al norte.Y francamente, un repaso de estos últimos treinta años no aporta muchas esperanzas acerca del futuro del proyecto autonómico de la izquierda abertzale. En estas tres décadas, una reivindicación muchísimo más modesta como es la del departamento vasco ha sido o ignorada o utilizada por el Estado para desactivar el sentimiento identitario y las reivindicaciones que le acompañan.
Y lo que es más paradójico, reivindicaciones sostenidas por las armas como en el caso de los kanakos de Nueva Caledonia o en el de los independentistas corsos, la República ha optado por respuestas de carácter dialogado, cierto es que con diferentes compromisos y con muy distintos resultados. Porque el proyecto que elaboró el gobierno socialista para Corsica quedó varado en los arrecifes de la derecha, mientras que la pro- puesta también socialista para los kanakos parece seguir su rumbo.
El analista político que no soy es a pesar de ello capaz de colegir que el contexto no armado en Ipar Euskal Herria no es el propicio para que el Estado muestre algo de interés. Ese es el terrible mensaje que la República viene trasladando a los vascos. Ojalá que sea su política la que cambie y no el contexto. -