Los políticos españoles decidieron desde primeros de año aplicar la Ley de Prevención del Tabaquismo, con tres propósitos: 1) Prevenir el inicio del consumo; 2) Proteger a los no fumadores; 3) Ayudar a los que fuman a dejar este hábito.
El tabaquismo es una enfermedad, una adicción a una sustancia tóxica, la nicotina. Está incluido dentro de las llamadas «toxicomanías, drogadicciones, drogodependencias o abuso de drogas».
Adicción es una dependencia a sustancias o comportamientos. Addictus (sin-palabra), llamaban los romanos al deudor que pasaba a convertirse en esclavo del acreedor. Perdía su libertad, su poder de decisión. La adicción es un comportamiento automático, no decidido libremente, que parece escapar de nuestro control.
Además de la adicción al consumo de sustancias tóxicas, existen otras adicciones: al comer (bulimia), al no comer (anorexia), al ejercicio físico (vigorexia), a apostar (ludopatía), a comprar, al sexo, a la tele, a internet, al trabajo, al coche, a medicamentos, a la cirugía estética, al amor («personas que aman demasiado», «sin ti no puedo vivir»), al dinero, al poder, etc...
Manía quiere decir locura en griego. Toxicomanía, se refiere al consumo irracional de una sustancia tóxica. Antiguamente, las sustancias que se usaban en medicina se vendían en las droguerías. En inglés a los medicamentos se les sigue llamando drogas. En castellano, la palabra droga se refiere más a las sustancias llamadas «psicoactivas» porque alteran el funcionamiento del cerebro. En realidad la sustancia no tiene capacidad de acción. Es el cerebro vivo el que reacciona contra el tóxico (sin vida). El cerebro actúa de una forma al recibir el tóxico y de otra manera al expulsarlo. Tras el subidón (efecto deseado), viene el bajón (efecto no deseado). De ahí que el drogodependiente, desee volver a consumir huyendo del malestar de la abstinencia.
Drogodependencia se refiere a lo difícil que es prescindir de esa sustancia ya que sin ella sientes malestares pasajeros físicos o mentales. El concepto abuso de drogas se basa en el supuesto de que las drogas podría tener un buen uso. Si en Medicina se habla del «uso racional de los medicamentos», será porque se «abusa irracionalmente»de ellos. El mal uso del tabaco sería fumarlo, en lugar de mascarlo, con lo que se añade a la nicotina más sustancias tóxicas, consumir demasiada nicotina o fumar en un lugar inadecuado.
Una persona puede padecer varias adicciones a la vez: al café, al alcohol y al tabaco; al trabajo y a la cocaína; al tabaco, al café, a la marihuana y al amor; etcétera...
El tabaquismo y otras drogadicciones pueden ser consecuencia de otros trastornos mentales. Por ejemplo, el «Síndrome de Estrés Postraumático» es un estado de ansiedad que surge de acontecimientos muy desagradables que causaron a la persona pánico, horror, impotencia o humillación. Víctimas de catástrofes naturales, guerras, torturas, maltratos, abusos sexuales, abusos escolares... Si no reciben una adecuada asistencia psicológica, reviven el resto de su vida esa situación espantosa, y pueden buscar en las drogas alivio a esas emociones excesivas. Se vuelven esclavos de su pasado y esclavos de sustancias psicoactivas. Niños que han sido despertados de madrugada por la entrada violenta de policías armados para detener a sus padres y llevarlos a cárceles lejanas, si no consiguen recuperarse del susto, pueden albergar en su interior un estado de inquietud que traten de calmar con nicotina y otras drogas.
Si de verdad queremos prevenir y curar el tabaquismo, tendremos que preguntarnos por sus causas. «Buscad las causas de las causas» que decía Hipócrates hace más de dos mil años. Si nos ponemos a escarbar en las causas más profundas, nos tropezaremos con los pilares de nuestra civilización basada en relaciones de dominio.
Nos encontraremos con causas económicas: El sentido de vivir de la industria tabacalera es aumentar su producción para aumentar sus ganancias, lo que exige un consumo creciente de tabaco. La salud de la economía de las tabacaleras y su entorno, exige que una parte de la población se haga adicta al tabaco. Para ello usarán recursos económicos y expertos en psicología y lavados de cerebro (propaganda). Si en los países enriquecidos se les pone limitaciones, irán a buscar consumidores a los países empobrecidos.
Buscando más causas del tabaquismo y demás adicciones, nos encontraremos con la cuestión educacional: Nacemos dependientes pero con la capa- cidad de volvernos independientes. Educar viene de Educere: hacer salir, extraer, dar a luz. Y algo debemos estar haciendo mal para que tanta gente no acabemos de dar a luz esa capacidad de ser independientes y padezcamos dependencias diversas. ¿Y no es eso lo que necesita nuestra sociedad, adictos al trabajo y al consumo?
Ultimamente, hace unos diez mil años, con la domesticación de plantas (agricultura) y animales (ganadería), para los humanos «la naturaleza dejó de ser una madre para convertirse en hembra a la que hay que someter» (Vandana Shiva). Los hombres sometieron a las mujeres y se fue desarrollando una civilización basada en relaciones de dominio y de explotación. Y es así como nos ha tocado nacer en sociedades que no están hechas a la medida de la naturaleza humana, que no nos dejan desarrollarnos del todo, como les ocurre a los pies de las geishas encerrados en zapatos raquíticos. «La Naturaleza no da saltos». Nuestro camino a la independencia ha de ser gradual. Tras nueve meses en contacto íntimo con nuestra madre, nada más nacer se nos separa apresuradamente de ella y se nos echa del nido mandándonos a la soledad y quietud de una elegante cuna. Lloramos para volver a los brazos humanos, y se nos calla con un chupete o un biberón.
La naturaleza nos ha provisto de mecanismos para librarnos de las experiencias desagradables de la vida, y así poder aprender también de ellas: la palabra, el llanto, el estremecimiento, el grito, la risaŠ Poner afuera el dolor para volver a sentirnos bien y recuperar la racionalidad. Las ad-dicciones podrían esconder precisamente éso, el dolor no dicho, no expresado. Hemos desarrollado alta tecnología y hemos provocado el subdesarrollo emocional de buena parte de la población.
Siendo el aprender el placer preferido de los niños, no sé que hacemos en los centros de enseñanza que a los alumnos se les quita las ganas de aprender y a los profesores las ganas de enseñar. En la escuela nos quisieron meter muchos conocimientos y se les olvidó sacarnos nuestra capacidad de entender, manejar y comunicar nuestras emociones.
¿Y qué decir de la sanidad? ¿Qué tipo de droga utilizan habitualmente los niños por primera vez? No es el tabaco, ni el alcohol, sino los medicamentos. Si los niños ven que no se usan los propios recursos para superar los malestares, sino que se toman píldoras y jarabes, estás creando una mentalidad de drogodependiente.
El tabaquismo es un síntoma más de una sociedad opresiva. Es una llamada de atención que está poniendo en cuestionamiento los orígenes de nuestra civilización y todos los sectores de la sociedad. Todo está relacionado con todo.
Los fumadores somos gente lista. «Hay un rincón de insensatez en el cerebro del más sabio» decía el filósofo griego Aristóteles. Somos gente amable atrapada en una enfermedad odiosa. Los fumadores no somos delincuentes que merezcamos castigos. Somos presos de una cárcel invisible. Esclavos de un «mal genio» que se infiltró en nuestras neuronas y maneja nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, lo que decimos y hacemos. Estamos luchando por ser más libres y funcionar mejor, buscando en la oscuridad la salida del laberinto. Somos enfermos carenciales. En nuestro camino hacia la independencia, como otros tantos adictos, hemos carecido de las condiciones necesarias para el pleno desarrollo de nuestras fa- cultades emocionales.
No necesitamos nicotina, sino poner en palabras y gestos el dolor almacenado, que tratamos de aliviar fumando. Necesitamos curarnos de los reproches recibidos por fumar y de la frustración que sentimos cada vez que fracasamos en nuestro intento de dejarlo. Más que de medicación (parches de nicotina, antidepresivosŠ), necesitamos de educación, de un ambiente adecuado para dar a luz todos nuestros potenciales bloqueados. Y para ello la fría consulta médica se nos queda pequeña. Necesitamos del calor comunitario de nuestros semejantes.
¡Esclavos del tabaco, unámonos! Necesitamos reunirnos para compartir, para darnos más cuenta de que el tabaquismo es un problema social, para exigir indemnizaciones a la industria tabacalera por el daño que nos ha causado, para estudiar juntos soluciones y ayudarnos mutuamente a seguir creciendo como personas. Erretzaileak askatu! -