CELTA 2
OSASUNA 0
IRUÑEA
Osasuna fue un mar de dudas en Balaídos, provocadas por los titubeos tácticos de un Javier Aguirre que jugó con la varita mágica de los cambios que, a estas alturas de campeonato, no provocan sino una mayor anarquía en el juego de los rojillos y contribuyen a que el equipo vea cómo la holgada ventaja respecto a sus perseguidores se haya visto dilapidada en lo que va de segunda vuelta.Dejar a Cuéllar en Iruñea el jugador más seguro ahora mismo en defensa y a Ricardo, Delporte, Raúl García y Webó en el banquillo se antoja un lujo asiático cuando a lo largo de la semana se había hablado de que el choque ante los celtiñas no sólo era muy importante para evitar que se recortara la diferencia, sino porque ésta podía ampliarse de manera notoria.
Aunque suene muy bonito que por parte del cuadro técnico se enarbole la bandera del «todos somos iguales en esta plantilla», lo que resulta irrebatible, una vez disputadas dos terceras partes de la competición, es que algunos jugadores están en un momento de forma más dulce que otros, y que será necesario aprovecharse de esa circunstancia si se quiere estar en Europa el año que viene.
Un objetivo al que Osasuna ayer no demostró ser merecedor, pues su juego estuvo muy por debajo de lo que se espera de un equipo que ha venido protagonizando una brillante primera vuelta, con episodios de muy buen fútbol, pero al que parece habérsele acabado la gasolina después del parón navideño.
Los rojillos fueron una escuadra que en ningún momento dio sensación de gobernar el barco de Balaídos, pese a que se vieron obligados a llevar el timón del choque, merced al tempranero gol de Baiano, fruto de una de las muchas pérdidas de balón que se sucederían a lo largo de los noventa minutos.
En este lance fue el argentino Romeo un futbolista que puede tener sus opciones en propio campo pero que fuera es como si se jugara con diez quien falló en el pase, lo que permitió la rápida prolongación de la pelota al goleador brasileño, que se abrió hueco para un colocado disparo, pese a los intentos de oposición de los desesperados Krutxaga y Josetxo.
Demasiado lastre
A los navarros no les había dado ni tiempo de colocarse en el terreno de juego y ya sentían el peso del marcador a su espalda. Demasiado lastre para arrastrar ante un conjunto como el Celta, que sabe lo que se hace en casa, que está en franca progresión y que será complicado desembarazarse de él en la pugna por la máxima competición europea.
Osasuna amagaba cargó con la responsabilidad de manejar el balón y reaccionó a los pocos minutos gracias a una jugada individual de Valdo, pero no daba. La efectividad de Sevilla y Cádiz se transformó en pólvora mojada en tierras gallegas, y la escuadra rojilla ni siquiera daba la sensación de cohesión de anteriores jornadas.Los de Fernando Vázquez habían estudiado muy bien a los navarros, y con el electrónico a su favor, taponaron cualquier intento de penetración por banda y cortaron las líneas de pase del doble pivote osasunista. El duelo discurrió sin que Osasuna supiera franquear la primera línea de cuatro gallega ni siquiera Milosevic, tan activo en los apoyos a la medular, tuvo ayer su día y los celtiñas se encontraban cómodos, tanto con el esférico como arrebatándolo y saliendo rápido a la contra.
Sólo tuvieron que esperar otro error defensivo, mediada la segunda parte, para sentenciar el encuentro y equilibrar el gol average que habían encajado en la primera vuelta. Osasuna sólo sumaba dos ocasiones medianamente claras en noventa minutos, unos méritos más bien escasos para traerse algo positivo de Vigo.
La cuarta plaza ahora ya está en riesgo, máxime con la próxima visita del líder, un envite que, a priori, se presenta complicado, pero que también puede ser el trampolín de la recuperación.