REAL SOCIEDAD 1
REAL ZARAGOZA 3
DONOSTIA
Anoeta asistió a la duodécima derrota realista de las últimas diecisiete jornadas, fue escenario de la enésima remontada rival, pero lo peor fue la sensación de que el partido pareció convertirse en un funeral. La afición salió del campo con la sensación de que el viaje al cementerio de la Segunda no tiene vuelta atrás. El equipo está en la UVI, pero sigue vivo y podrá salir de la situación crítica si se da con la fórmula para recuperar a unos jugadores que no tienen la confianza de que van a ganar ni cuando están por delante en el marcador.El efecto Gonzalo Arkonada y la ilusión que algunos encontraron en los fichajes se ha evaporado en siete días y ha dejado paso a unas sensaciones terriblemente negativas. El equipo se ha caracterizado por su dureza para saber reaccionar en situaciones críticas, ante la cantidad de palos que ha recibido en los últimos años, especialmente en los dos que lleva este proyecto blanquiazul. Pero lo peor de ayer fue la sensación preocupante de que esa capacidad de aguante, como todo en la vida, tiene un límite y de que está a punto de ser superado.
La permanencia sólo se puede conseguir si los jugadores muestran la seguridad en sus posibilidades y la capacidad de reacción que faltó ayer porque el futuro de la entidad está en ellos y los que tienen la responsabilidad y la mayor información en este club deberán hacer todo lo que esté en sus manos para recuperar esa confianza que está destrozada a base de derrotas y desprecios de los que reparten los diplomas a los que ven de Primera y a los que no.
Toda la familia blanquiazul debe dar el máximo apoyo a estos jugadores. El papel de la afición va a ser clave y si hay que devolver dinero a los abonados, por ejemplo perdonarles el día del club no sería el primero habrá que hacerlo, pero Anoeta no puede tener menos de 20.000 personas en el campo y entradas a unos precios que nadie va a pagar. Ayer el ambiente fue de un auténtico funeral. El invierno está siendo especialmente frío en Donostia y en la Real y este equipo necesita calor y no que nadie se ría de él como algunos que se dedicaron los últimos minutos a cantar olés y a reírse de los jugadores que les deben permitir ver fútbol de Primera en el estadio. A estos jugadores no se les puede pitar ni al final del partido como sucedió ayer porque eso no ayuda. Y ahora cada realista debe pensar qué puede hacer para ayudar a sus jugadores.
Una forma de perder
conocida
El problema de la Real no es que sus futbolistas no sean de Primera porque lo han demostrado todos ellos. El problema es que su confianza está destrozada y no es la burla ni el silencio la mejor fórmula de levantarla. Ayer volvió a perder por eso. Ni con el marcador a favor se sintió fuerte y con la seguridad de poder ganar. Retrasó líneas, entregó el balón al rival y el Zaragoza jugó a placer y en cuanto recibió un gol, la Real se resquebrajó y en unos pocos minutos recibió otros dos y se acabó el partido. Quedaban más de veinte minutos para intentar reaccionar, pero Arkonada prefirió no hacer ningún cambio y con los que estaban en el campo no había formula de hacerlo.
Y eso que el partido comenzó bien para la Real. Tras un susto inicial en un disparo lejano de Ponzio, Aitor demostró su casta al reaccionar bien ante una pérdida que provocó unos tímidos pitos de la grada. En lugar de esconderse, buscó la jugada en la siguiente oportunidad que se le presentó y su centro fue tocado lo justo por Skoubo para que Nihat marcara.A partir de esa acción el Zaragoza dominó el juego. A la Real le costaba recuperar el balón, se metió demasiado atrás y eso provocaba problemas para atacar y para defender. Ese dominio apenas se tradujo en dos ocasiones de gol en el primer tiempo por mediación de Everthon desbaratadas por Riesgo, con la ayuda de Aitor y del larguero en la segunda. La Real también tuvo dos buenas opciones para ampliar su ventaja en un remate de Nihat que salió fuera por poco y en un cabezazo de Ansotegi que golpeó en la parte superior del larguero en otro corner.
Pero el juego llevaba una dinámica muy negativa para la Real y bastó con que el Zaragoza acertara con el empate para que los blanquiazules se hundieran y los maños se adueñaran del partido ante la ausencia de un rival. Los últimos veinte minutos fueron de auténtica angustia. Fue un funeral de un equipo que está en la UVI, pero sigue vivo y hay que ayudarle para reanimarlo. El barco está encallado y ha tocado fondo, la marea sigue subiendo, pero no está hundido y hace falta energías y las decisiones adecuadas para sacarlo adelante en una situación muy crítica.
DONOSTIA
Preguntado Aitor tras el partido si la plantilla tiene confianza en su capacidad para superar la situación, respondió que «sabemos que es difícil, pero tenemos que mantener la confianza en nosotros. Por lo visto en este partido es difícil sacar la cara al equipo, pero tenemos tiempo para darle la vuelta. Nos hemos metido en una situación en la que no éramos capaces de ganar los partidos, somos los responsables de lo que pasa en el terreno de juego. Queda trabajo por hacer. Bajar los brazos es de cobardes y nos tenemos que negar a eso por el orgullo, por el equipo y por la afición. Hemos demostrado que somos capaces de ganar los partidos, pero en este momento la situación es de bloqueo y tenemos que hacer frente a esto».
El capitán blanquiazul señalaba que «teniendo en cuenta lo que ha sucedido, mentalmente estamos afectados. Es lo que hay, es nuestra responsabilidad y hay que apechugar. Cuando ves que sucesivamente llegan al área y te meten tres goles, darle la vuelta es complicado. No es un tema de actitud, el equipo pone todo lo que tiene, pero estamos en una situación en la que quieres, pero no puedes».