Raimundo Fitero
A palos
Miro los noticiarios de las cadenas que me aturden y me pongo con el colesterol en los dientes, los triglicéridos en bandolera y me encuentro utilizando el maquillaje de camuflaje y buscando en el fondo del armario las ropas de emergencia. No se trata de los mítines de la extrema derecha, ni las convenciones, ni los encuentros en cuartos oscuros, sino de lo que veo en duplicado ejemplar. Por un lado, me voy al Sur, donde han nombrado algo a la Duquesa de Alba con respecto a Andalucía. Ni mal ni bien. No me importa demasiado. Estos premios folclóricos de los gobiernos son para eso, para colocarse medallas entre unos y otros, pero lo indignante es que la Policía Nacional española se pone a pegar palos a quienes protestan por esa injustificable condecoración que dicen las autoridades dar en representación del pueblo a quien representan. A palos.
Son miembros de un sindicato que muestran su indignación porque le pongan una medalla a la mayor latifundista del suroeste ibérico. Y tienen razón, mucha razón. Cuando se pierden estas nociones, cuando parece que la Duquesa de Alba sea esa anciana de voz rara, pelos de escarola que sale en los programas del corazón, se llega a esta frivolidad. Pero esta señora es una aristócrata con castillos, palacios y hectáreas, muchos miles de hectáreas que no producen, ni rentan para el pueblo andaluz, ni extremeño. A palos.
Pero a continuación vemos como los chicos de Balza, los uniformados de Ibarretxe, se ponen las botas pegando palos a quienes simplemente desean recordar la memoria de un muerto. Cada día se nota más el nerviosismo del mundo de Sabin etxea ante por lo que puede venir y no hacen nada más que provocar y lanzan a sus cuerpos, a sus masas de músculos adoctrinados para pegar a todo lo que les molesta. Es lamentable tener que volver a sentir a una policía extraña pegando a los ciudadanos y ciudadanas que simplemente quieren honrar la memoria de un muerto, mostrar su dolor, su solidaridad con la familia. Es lamentable darse cuenta que tenemos los mismos cipayos de siempre en nuestras calles. Con la misma violencia de siempre. Y que Josu Jon les aplauda con tanta saña y mala leche. A palos. -
|