Un estudio que recomienda detectar alteraciones del comportamiento desde la más tierna infancia para evitar que se gesten futuros delincuentes ha causado revuelo en el sector educativo y de la siquiatría infantil del Estado francés. Bajo el enunciado ‘‘Alteraciones mentales, diagnóstico precoz y prevención en niños y adolescentes’’, el estudio es obra del Instituto nacional de la Salud y de la Investigación Médica (Inserm) y preconiza la capacidad de «detectar las alteraciones del comportamiento desde la guardería y el parvulario». Los autores del informe estigmatizan como patológicos «las cóleras y los actos de desobediencia» y los presenta como indicadores que pueden alertar de una futura delincuencia.
Así, niños de entre dos y tres años que presenten «frialdad afectiva, tendencia a la manipulación, cinismo y agresividad», y que sean impulsivos, poco dóciles y tengan un «índice de moralidad baja», son presentados como futuros delincuentes en potencia.
Ideal para Sarkozy
Esa lectura de comportamientos en la infancia más temprana ha indignado a los profesionales de la siquiatría infantil que han lanzado una campaña en internet de recogida de firmas en contra de ese informe. A esta iniciativa ya se han sumado profesionales de la enseñanza, magistrados y ciudadanos a nivel personal. A las 20.45 del sábado llevaban 52.949 firmas electrónicas registradas desde el 29 de enero de 2006, cuando abrieron el sitio www.pasde0deconduite.ras.eu.org.
Los promotores de esta iniciativa temen que ese estudio publicado el pasado mes de setiembre sirva de terreno fértil para implantar la política de refuerzo de la seguridad sobre la que trabaja el ministro de Interior francés, Nicolas Sarkozy.
Este informe «viene a dar un barniz científico y médico al enfoque de la delincuencia del Gobierno (conservador). ¡Es pan bendito para Sarkozy!», denuncia Bruno Percebois, miembro del sindicato nacional de médicos de la Protección Materna e Infantil (PMI).
«Es muy peligroso ponerle una etiqueta a un niño de tres años y fijase en un comportamiento que podría ser pasajero, es un escándalo», indica, por su parte, la vicepresidenta de la Asociación francesa de Psicólogos Escolares, Suzanne Guillard. Advierte, además, de que «la forma de evaluar a un niño depende mucho del nivel de tolerancia del adulto».
«Nadie en el mundo puede predecir si un niño de tres años con problemas de comportamiento será un delincuente doce años más tarde», asegura también el jefe de siquiatría del hospital Necker de París, especializado en medicina infantil.
Las orientaciones del Inserm fueron recogidas en el informe que escribió el diputado Alain Bénisti -de la conservadora y gobernante UMP- y que sirvió de base al anteproyecto de ley sobre la prevención de la violencia que Sarkozy debe presentar a mediados de este mes ante el Consejo de ministros para su aprobación.
La futura norma contemplará, entre otras medidas, la creación de un carné de seguimiento del desarrollo del menor que se llamará «carné de comportamiento», según anunció el propio Sarkozy.
«Que traten de convertirnos en auxiliares de policía y que nos pidan, como lo ha hecho el ministro de Interior, que rellenemos carnés de comportamiento está fuera de lugar. ¡De ninguna manera!», se pronunció sobre este caso el secretario general de Unsa-Educación.
Colgar el «sanbenito» de «futuro delincuente» choca enormemente a los educadores, que ven en este pensamiento un «determinismo» sobre la delincuencia y una justificación para medicar a los pequeños.
Advierten que se desconocen los efectos que a largo plazo pueden tener los antidepresivos, ansiolíticos y somníferos en las tiernas estructuras cerebrales de los niños. Y recuerdan lo que todo el mundo sabe: que un niño puede ser un «pequeño diablillo» y convertirse en un adolescente responsable, y viceversa.
ADN y apellido
Al hilo de las nuevas técnicas para atajar la delincuencia, estos días se ha conocido otra investigación, en este caso sobre el análisis del ADN de los hombres, a cargo de la Universidad Leicester en Inglaterra. El procedimiento se centra en el estudio de similitudes genéticas entre hombres con el mismo apellido, de modo que con el ADN que pueda extraerse de la escena de un crimen, los científicos forenses podrían predecir el apellido de un sospechoso. Explican los investigadores que la técnica no es perfecta, pero sostienen que puede ayudar a reducir la carga de trabajo de los cuerpos policiales. La técnica, por ahora, sólo sirve para la investigación en hombres, ya que se basa en el análisis del cromosoma Y que trasmiten los padres a sus hijos, igual que un apellido, de forma que se compara ese cromosoma entre individuos con el mismo apellido.
La práctica en estudio no está exenta de pegas. Entre los obstáculos, se señala que con el tiempo el cromosoma Y presenta pequeños cambios en la secuencia del ADN. Además las adopciones, la infidelidad, los cambios de nombres y los pobladores con un solo apellido complican la fiabilidad de este método. -
