VIGO
El preparador de Osasuna, Javier Aguirre, tuvo que aplicarse a fondo a lo largo de los noventa minutos y corregir muchos desajustes que ya se avecinaban como fruto del, cuando menos, extraño once titular que decidió poner en liza en Balaídos.
Su implicación en el devenir del choque se le vio más de una vez en la banda recogiendo y surtiendo de balones a sus pupilos le trajo consigo una aguda afonía que le impidió transmitir con normalidad sus impresiones a los medios de comunicación.
A pesar de esta circunstancia y en su línea habitual, “El Vasco” no tuvo ningún reparo en reconocer que el Celta había sido el «justo vencedor» y puso el dedo en la llaga de la prontitud a la hora de verse superados en el marcador a las primeras de cambio.
«Si queremos estar en la elite, no podemos encajar goles prácticamente en el vestuario. Encajamos el gol muy temprano y, a partir de ahí, el partidos se nos puso muy cuesta arriba, y luego, con diez hombres, ya era muy complicado remontar el partido. Con un gol así, todo lo que entrenas, todo lo que hablas durante la semana, no vale para nada», señaló el técnico mexicano.
Aguirre admitió que «no es la primera vez» que le ha pasado algo así a la escuadra que dirige, cuyo juego fue todavía más mediocre en la segunda parte, «donde nos atascamos más, sólo creamos peligro con algún disparo lejano, pero poco más. Fuimos inoperantes y nos entraron las prisas y los nervios, y eso fue un factor que jugó claramente en nuestra contra».
Respecto a la alineación titular, que supuso prácticamente la renovación de la mitad del equipo respecto al partido contra el Deportivo, el míster rojillo defendió la oportunidad dada a los seis futbolistas incor- porados «porque todos merecen jugar» y destacó que el equipo «está más vivo que nunca, quedan doce finales todavía y no vamos a arrojar la toalla».
