- El Eibar empata con el colista-
Un gol en el descuento frustra el esperado reencuentro con la victoria
·El Málaga B empató después de que el Eibar se adelantase y volviese a fallar un penalti
Juan: «No me acuerdo ni del gol»
EIBAR
Fue tal el disgusto por el resultado, que ayer
no quedó resquicio para ninguna alegría. Ni el debut de Brit, ni el gol de Juan
satisfacieron, ni siquiera a medias, a sus protagonistas.
«Ahora mismo todas las sensaciones son negativas
reconocía el donostiarra. Te vas a casa como si fuera una derrota. No
me acuerdo ni del gol, ni de nada».
Encontraba, aún así, un resquicio a la esperanza. «El
equpo ha estado mejor y creo qye nos tenemos que quedar con éso, porque si
pensamos en los puntos y en la necesidad, nos ponemos un poco cardíacos
admitió. Tenemos que luchar por ello y el equipo está concienciado
para hacerlo», destacó.
Gorka Brit, igualmente apenado, abogó por la misma
fórmula que su compañero. «Es un mazazo muy grande, pero hay que levantarse y
pensar en el partido del sánado. No hay que bajar los brazos y pensar que la
racha cambiará».
EIBAR 1
MALAGA B 1
EIBAR
Hay empates más dolorosos que la mayor de las goleadas. Así lo atestigua el sentimiento de frustración con el que concluyó el encuentro que dejó escapar ayer el Eibar. No hay esta vez empedrado al que echarle la culpa:el equipo azulgrana se adelantó en el marcador, falló después otro penalti esta temporada sólo ha marcado tres de siete y no supo ajusticiar a un rival que prácticamente sólo ofreció la fe que le permitió empatar en el tiempo de descuento. Y éso en un partido de los de ganar o ganar. Un rival directo, «sólo» 48 puntos en juego ahora ya son 45, de los que hay que sumar por lo menos la mitad y la posibilidad de recortar distancias en una jornada en la que la mayoría de los implicados en el descenso han firmado las tablas. Todos esos alicientes fueron, sin embargo, insuficientes para un equipo que sólo ha ganado cuatro partidos y ni siquiera ha sido capaz de imponerse al farolillo rojo, en su campo y, sobre el papel, con todo a su favor. Un equipo, en definitiva, al que sólo le resta aferrarse al discurso esperanzador de su técnico:los resultados acabarán recompensando en una Liga en la que ningún rival ha sido claramente superior.
Buen primer tiempo
No lo fue, desde luego, el Málaga. Sobre todo en un primer tiempo de color azulgrana. Debutó Brit de inicio y, junto a un Juan Domínguez en muy buena línea, otorgó al ataque la movilidad que se venía pidiendo.Poco más que verlas venir hizo el filial andaluz ante un Eibar que a los 22 minutos conseguía el premio a su buen trabajo:un balón controlado por Brit que Juan empalmaba por la escuadra. Revivían las esperanzas pero, en apenas cinco minutos, lo hicieron también los fantasmas, cuando Brit fallaba el penalti del que había sido objeto. El agradecimiento visitante no llegó de inmediato, como sucediera hace dos semanas. Esta vez hubo tiempo de que el Eibar desperdiciase más oportunidades de sentencia. Los armeros, con ventaja en el marcador y la obligación transferida por completo a su rival, afrontaron el segundo tiempo desde una posición más cómoda. En teoría, porque las sensaciones que ofrecieron no fueron tan buenas en la segunda parte. El famoso «aguantar para buscar la sentencia a la contra» les salió bien a medias:el Málaga, pese a mejorar considerablemente con los cambios introducidos por el «Lobo» Carrasco, se acercó al área con cuentagotas, mientras las mejores ocasiones siguieron llegado del lado local una vaselina de Juan o un cabezazo de Azkoitia se marcharon fuera por poco. Pero no supieron sentenciar, lo que, con un marcador tan estrecho, dejaba el partido abierto a cualquier desenlace. Así, cuando ya parecía que los tres puntos tenían dueño y en Ipurua arreciaban los cánticos de esperanza, una falta en el centro del campo se tradujo, por mediación de Boselli, en uno de los mayores jarros de agua fría que ha recibido el Eibar en un historial, en lo que respecta a esta temporada, repleto de mazazos.
«En estas circunstancias, este resultado me deja muy tocado»
EIBAR A estas alturas de la temporada y con el fantasma del descenso acechando con fuerza, el resultado es prácticamente lo único que importa, por lo que no es difícil pensar cómo sentó el empate en el Eibar. «El resultado es lo que queda y, en estas circunstancias, te deja muy tocado», admitió Roberto Olabe, dolido porque el trabajo de los suyos no se está viendo recompensado. «Cuando estás trabajando y los resultados no te acompañan, y más en estas circunstancias, es normal que el paso, sobre todo inmediato, sea duro». La razón de su pena, sin embargo, es al mismo tiempo la razón de su esperanza. Y es que el técnico sigue pensando que los resultados acabarán por hacer justicia. Por éso no cree que haya que empezar a hablar de milagros. «Ni mucho menos. Sé que repito el mensaje, pero es que lo creo así. Si viésemos que perdemos con mucha diferencia, tendríamos que pensar en el milagro, pero este equipo está trabajando como para conseguir un mejor rendimiento», argumentó Olabe. En consecuencia, el entrenador armera considera que, además de para la «autocrítica», éste es un momento «para decirse a uno mismo “adelante”, porque estamos haciendo bien las cosas. No siempre vamos a fallar un penalti o nos van a anular un gol. Yo creo que el equipo ha estado bien, y hay que ver que el camino es el que llevamos, que hoy también ha habido signos de mejoría y a eso tenemos que aferrarnos», insistió.
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