Jorge Uruñuela - Ex preso político y compañero de Irantzu Abad, víctima de la dispersión
Eskerrik asko, Baru!
No ha sido fácil el sentarme delante del papel y plasmar con palabras los sentimientos que ahora me recorren el cuerpo. Sentimientos de rabia, dolor e impotencia que siento como tantos otros ciudadanos de Euskal Herria, pero que se multiplican a la hora de recordar los momentos que vivimos juntos en la cárcel de Soto del Real. La dispersión y luego la dirección de la cárcel quisieron que compartiéramos módulo, y compartir módulo para la gente que hemos estado en prisión tiene un significado especial, ya que las relaciones se multiplican hasta el punto de pensar que dentro tienes una segunda familia. En eso se basan los pilares sobre los que se sustenta el colectivo de presos políticos vascos, en el respeto, el apoyo y la humanidad de quienes lo forman.El día 1 de junio del 2005, después de dos días de juicio farsa en ese tribunal de excepción que tantos años lleva oprimiendo al pueblo vasco, viví en mis propias carnes el zarpazo de la dispersión que casi asesina a Irantzu, y es justo recordando ese día y los posteriores donde entras tú en mi enorme agradecimiento. La cercanía de las dos localidades donde vivíamos en Euskal Herria hizo que nos conociéramos desde la calle, cosa que ayudó también en esos días de dolor a nuestra complicidad. Nunca podré olvidar y agradezco por igual a todos los kides que vivieron conmigo los días posteriores al accidente vuestro apoyo, pero contigo Baru fue diferente, ya que como tú me decías «al haber trabajado en un hospital algo de idea tengo». Sólo vosotros sabéis lo mal que lo pasé en esos días críticos, pero ahí estabas tú intentándome explicar paso a paso todo lo que estaba pasando Irantzu en el hospital. Infinidad de paseos, de charlas, de comprensión junto a ti hicieron que fuera reaccionando para salir del negro túnel en el que me encontraba. El accidente de Irantzu fue tan grave que sinceramente hubo días que pensaba que nunca más la iba a ver en vida, pero frases tuyas que ahora no puedo quitarme de la cabeza hicieron que por lo menos lo llevara de otra forma mejor dentro de esos cuatro muros que me estaban volviendo loco. «Piensa en positivo y mándala energía positiva», «tranquilo, que ahora llamo a Txusa y la pregunto por Irantzu», «Sabes que la conozco de la calle y sé que es una tía fuerte que seguro que lo supera», «no te preocupes, que yo te acompaño a hablar con los abogados», «Ana y las demás kides te mandan todo su apoyo»... Estas fueron algunas de las frases que me decías, que me ayudaron y que dejaron claro la clase de persona que fuiste para conmigo. No me gusta expresar mis sentimientos en público, creo que a nadie, la verdad, pero no me ha importado esta vez, y es más, una parte de mí se veía obligada a agradecértelo delante de toda persona que lea esta carta. Esta vida que nos hace vivir momentos tan amargos como los de tu muerte, quiso en su día que Irantzu se recuperara y que poco a poco todo vaya volviendo a la normalidad, pero te confieso, entre tú y yo Baru, que se me hizo muy duro en tu querido Portu con ella, aunque quisimos darte las gracias juntos por todo tu apoyo y cariño para con los dos. Te estaremos siempre agradecidos, benetan! Todo el mundo sabe la desasistencia médica que se sufre en la cárcel, pero sólo los que hemos estado allí sabemos a ciencia cierta la desasistencia de la que fuiste objeto, Baru. Ellos lo saben, pero lo intentarán ocultar con mentiras ya que pocas explicaciones tienen que dar debido a su total impunidad. Me quedo con una frase que me dijo un kide y un gran amigo de Santurtzi al poco de ingresar en prisión, «donde acaba la lógica empieza Instituciones Penitenciarias», y desde luego que tiene toda la razón, pero ¿hasta cuándo lo vamos a seguir permitiendo? ¿Cuántas más atrocidades van a hacer con nuestros familiares y amigos? Ya va siendo hora de que todo esto acabe para poder recordar a la gente que ha luchado por Euskal Herria por lo bueno y reír juntos a su regreso al pueblo, ya que nadie más se merece volver como lo han hecho Igor y Baru. Por eso ahora, Baru, intento sacar el lado positivo a estos duros momentos y recordarte por algo que te definía y de lo que me di cuenta cada vez que entraba en tu txabolo para hablar un ratillo juntos. Me quedo con el Baru que amaba y esperaba su ansiada vuelta a su Portugalete de toda la vida, y que lo tenías muy presente con esa bonita foto del puente colgante pegada en la pared. Me quedo con tu forofismo por el Athletic, y que, recordarás, valió que te regalara una camiseta de dicho equipo, y cómo no y por último me quedo con tu amor por Ana, reflejado también en las fotos de tu txabolo y en esa sonrisa indisimulada que te salía al hablar de ella. Y para ir terminando, y con tu permiso, quisiera dedicarle a ella también unas letras en estos duros momentos. Ana, te sonará todo lo que he contado porque lo sabías de boca del propio Baru, pero en estos difíciles momentos para ti te doy también las gracias por tu apoyo, y te mando todo nuestro cariño y ánimo. Intenta no borrar nunca esa preciosa sonrisa de tu cara, pero llora también todo lo que tengas que llorar para desahogarte. Como otras muchas personas, quise estar a vuestro lado el día que te trajeron al tanatorio de Portugalete, y también aquí al verte tuve dos sensaciones contrapuestas que no pararon de recorrerme el cuerpo. Alegría moderada por volver a verte y verte bien, pero odio y rabia al ver qué poca dignidad, respeto y humanidad tienen los que te trajeron esposada a dar el último adiós a tu Baru. Os detuvieron, os separaron, os torturaron, y hasta en el último adiós tuvieron que estar presentes, sin importarles lo más mínimo el dolor tuyo y de la familia o el derecho a la intimidad. Pero tranquila Ana, ya que una vez más has demostrado mucho más sentido común y coraje que ellos, esgrimiendo esa sonrisa que nos demostró a los presentes tu fortaleza y entereza, Herria zurekin! He empezado esta carta con la frase «eskerrik asko, Baru» porque esa fue la última frase que te dije a la salida del módulo el día de mi excarcelación, y es la frase que siempre perdurará en mi corazón cada vez que te recuerde. Eskerrik asko lagun! -
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