MADRID
Ana Lizarralde explicó ayer que el objetivo que dio pie al nacimiento de Ekin fue trabajar en favor de la «construcción nacional de Euskal Herria» ante el déficit de una estrategia en este camino que, según destacó, se observaba en el seno de la izquierda abertzale. Lizarralde relató que participó en el proceso de reflexión del que nació esta organización al igual que otras muchas personas, en un contexto 1998 marcado por acontecimientos como el Acuerdo de Lizarra-Garazi o el alto el fuego unilateral de ETA y como respuesta a un diagnóstico sobre la situación del país que advertía que «la reforma impulsada tras el franquismo había desdibujado la realidad de Euskal Herria y sus señas de identidad como pueblo». «Se veía que Euskal Herria era un país en peligro de extición», señaló gráficamente, explicando que frente a esta realidad Ekin surgió para «activar dinámicas sociales» en ámbitos como la defensa del euskara, la cultura, la educación o la socioeconomía.
Un trabajo que sus militantes realizaban «a ras de suelo», en los barrios, pueblos y fábricas, porque «trabajando es como se aprende» y porque «había que ganar la legitimidad y la referencialidad trabajando con la gente». Lizarralde incidió durante su intervención en que la razón de ser de Ekin era trabajar en esas dinámicas populares, a fin de impulsarlas, siempre con el objetivo último de avanzar en el proyecto de la independencia y el socialismo de Euskal Herria, y destacó que «por coherencia» los militantes de esta organización debían estar integrados y trabajar en esas dinámicas.
Rechazó, asimismo, que fuera sustituta de KAS o que hubiera nacido siguiendo las directrices de ETA. «Fue conse- cuencia de una reflexión en el seno de la izquierda abertzale y de la demanda de la socie-dad, que reclamaba mecanismos diferentes para dar respuesta a todos estos proble- mas», insistió.
«Ese es mi único delito»
Respecto a la estructura de la organización, destacó que se trataba de una estructura muy simple y horizontal, y subrayó también el carácter público de Ekin «no se escondía, era transparente» y negó que tuviera un carácter clandestino. «Cualquier persona en los pueblos conocía los objetivos de Ekin y cuál era su trabajo», afirmó a este respecto.Lizarralde, que negó ser militante de ETA o haber tenido nunca relación con la organización armada el fiscal solicita contra ella 15 años de prisión por este motivo, comenzó su intervención denunciando que la razón de su procesamiento es su militancia independentista. «Ese es mi único delito», declaró ante el tribunal.
A preguntas de su letrada, recordó que fue militante de Jarria durante diez años, organismo en el que ejerció labor de portavoz, y explicó que abandonó este organismo a principios de 1999. En esta línea, rechazó que su partipación en el proceso de creación de Ekin tuviera que ver con su actividad en Jarrai, y destacó que le hicieron partícipe de esa reflexión, al igual que de otras muchas, al ser una persona que tenía una cierta referencialidad social.
También rechazó que hubiera actuado como militante de Ekin «desdoblada en Euskal Herritarrok», como sostiene el fiscal, y afirmó que en aquella época trabajaba para esta formación en el marco de la dinamización del proceso Batasuna en Bizkaia, de la que ella era encargada por conocer bien este herrialde. En esta línea, tras recordar que cuando fue detenida, en setiembre de 2000, le condujeron a la sede de Herri Batasuna en la calle Astarloa de Bilbo, donde desarrollaba su trabajo, negó que esta sede fuera a su vez de Ekin.
«Era la sede de Herri Batasuna, y sólo de ella, de ninguna organización más», apuntó, denunciando que todo el material que se llevaron de allí durante el registro era exclusiva de esta formación, de su actividad institucional y política.
También explicó que la documetación que la Policía española incautó en su domicilio era de carácter público, y recordó que todo ello le fue devuelto posteriormente porque, según le explicaron, «no tiene interés para la causa». Ese mismo material es ahora base para la imputación de la Fiscalía.
Al igual que Lizarralde, Olatz Egiguren se negó a responder a «los que son parte de la estrategia de guerra contra Euskal Herria». Cuando apenas había comenzado a declarar, el traductor sufrió un mareo, por lo que deberá continuar en la mañana de hoy.