Lakua propone cambiar los nombres de calles que ofendan a «las víctimas»
Tras su remisión al Parlamento, ayer se conoció en su integridad el Plan de Paz y Convivencia elaborado por el Gobierno de Lakua. En el amplio catálogo de medidas se ha desarrollado especialmente el eje referido a la «solidaridad con las víctimas del terrorismo». Entre las propuestas figura el cambio de nombre a calles y plazas.
GASTEIZ
Con la justificación de «preservar la dignidad de las víctimas» y «evitar ensalzamientos y reconocimientos públicos por parte de nuestras instituciones a personas que pertenecen a una organización que practica el terrorismo», el plan remitido ayer al Parlamento contempla que «el Gobierno vasco se compromete a promover ante Eudel la reconsideración de aquellas denominaciones de calles y plazas públicas que resulten ofensivas y atentatorias a la dignidad de las víctimas».
Aunque no se indica cuáles pueden ser esos nombres, en el punto anterior, referido a la eliminación de pintadas y carteles, el Ejecutivo de Lakua delimita muy bien el ámbito de su medida, nombrando a una única «organización terrorista»: ETA.
El Plan contempla que «la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo» atenderá «cuantas denuncias se le presenten en este sentido», trasladando las mismas a los ayuntamientos afectados e instando a éstos a actuar conforme a lo acordado.
El Ejecutivo de Lakua, en colaboración con Eudel, anuncia que promoverá «una alerta permanente» para detectar y eliminar todo tipo de actos que considere «ofensivos a las víctimas del terrorismo», o que contengan mensajes de homenaje o apoyo a militantes de ETA.
Esto incluye haciendo suyas las medidas fijadas en su día por el llamado «Pacto Antiterrorista» compuesto por PSOEy PP «la prohibición de cualquier acto público cuyo contenido pudiera resultar igualmente atentatorio contra la dignidad de las víctimas».
En la práctica, el Departamento de Interior del Gobierno autonómico ya viene aplicando esta medida con todos sus medios, como quedó demostrado en las intervenciones de la Ertzaintza tras las muertes en prisión de Igor Angulo y Roberto Sáinz.
El Plan de Paz y Convivencia quedó ayer registrado en el Parlamento para que los grupos decidan la fórmula para su debate, enmienda y posterior aprobación o rechazo.
Un jardín muy embarrado
Iñaki IRIONDO
La propuesta de «reconsiderar las denominaciones de calles y plazas que resulten ofensivas para las víctimas» puede ser un asunto menor dentro del amplio catálogo de iniciativas que contempla el Plan de Paz y Convivencia redactado por el Gobierno de Lakua, pero es el botón de muestra del espíritu con el que desde algunos ámbitos se encaran las propuestas para la reconciliación que deben acompañar al proceso de normalización democrática en Euskal Herria. Da la impresión de que, en determinados aspectos, se pretende hacer una relectura de la historia de este país amoldándola a parámetros que perfectamente podrían defender Basta Ya o el Foro Ermua. Resulta difícilmente comprensible que se mantenga, como hace Juan José Ibarretxe, que en Euskal Herria se arrastra un conflicto histórico que data de 1839 para, después, descontextualizar la existencia de ETA. No es preciso estar de acuerdo con la lucha armada ni caer en la «apología del terrorismo» para reconocer que ni ETA ni sus militantes son fruto de la casualidad ni de una perversión específica de parte de la ciudadanía vasca. Por otro lado, entrar ahora a revisar el callejero de los pueblos y ciudades vascas daría para muchos y largos debates. ¿Atenderá Lakua la denuncia de los familiares de la víctima Luis Carrero Blanco para retirar el nombre de Argala a la plaza de Arrigorriaga? ¿Ofende que una plaza o calle lleve los nombres de Txiki y Otaegi? ¿No hay quien pueda ofenderse porque una avenida lleve el nombre de un jefe de Estado al que designó un dictador y bajo cuyo reinado se han conculcado derechos humanos de forma sistemática? Parece que hay quien quiere conducir este proceso por el camino de la humillación de la izquierda abertzale y esa senda no lleva a ninguna parte. -
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