SOCHI
Servicios de rescate rusos habían recuperado a última hora de ayer alrededor de la mitad de los cadáveres de las 113 personas muertas tras caer un Airbus armenio en el Mar Negro. El aparato, que cubría el trayecto de Erevan (capital armenia) Sochi, en el sur de Rusia, cayó en la noche del martes en el agua a cinco kilómetros de esta ciudad, sin dejar supervivientes.
A falta del hallazgo de las cajas negras, el Gobierno ruso se apresuró a desechar la hipótesis de un atentado y avanzó que la catástrofe tuvo su origen en las malas condiciones meteorológicas y en la consiguiente mala visibilidad.
Sobre el puerto de la estación balnearia de Sochi, las zodiacs desembarcaban sacos de plástico negros con cadáveres o fragmentos de cuerpos, correspondientes a 49 de las 113 víctimas de la tragedia.
Los investigadores analizaban las conversaciones por radio entre los pilotos del aparato y la torre de control.
La compañía armenia Armavia, que fletaba el avión, aseguró que los pilotos decidieron en un primer momento renunciar al aterrizaje en Adler, aeropuerto de Sochi y que decidieron regresar a Erevan por la escasa visibilidad.
Siguiendo con la versión de la compañía, los pilotos fueron informados desde la torre de control de la apertura de un claro, tras lo que decidieron hacer otra aproximación antes de estrellarse en el mar.
Las fuertes corrientes martinas y la profundidad donde cayó el avión (600 metros) dificultaba las tareas de rescate.