- El complicado calendario liguero -
Tiempo de calculadoras
Fútbol es fútbol... pero cuando se aproxima el final de temporada también es cuestión de matemáticas. Como se comprobó anoche una vez más, la jornada no concluye cuando se escucha el último pitido arbitral sobre el terreno de juego, ya que a partir de ese momento comienza el «tercer tiempo», el tiempo de las calculadoras.
Conscientes de que no siempre el objetivo perseguido depende sólo de uno mismo, jugadores, técnicos y aficionados lanzan miradas interrogativas hacia el marcador simultáneo mientras preguntan al especialista de turno si ya han alcanzado la meta deseada, si quedan esperanzas o si, en el peor de los casos, la sentencia matemática es definitiva y únicamente resta cumplir el expediente.Esta temporada, tres de nuestros equipos están interpretando el papel de equilibristas en el borde del peligroso foso del descenso. Y a falta de tan sólo dos jornadas, Real, Athletic y Alavés continúan envueltos en el vértigo; atrapados en el fondo, en el caso del conjunto gasteiztarra, o a punto de precipitarse, como Real y Athletic. Claro que, digan lo que digan las cábalas y la ley de probabilidades, siempre habrá quien quiera ver la botella medio llena y quien la vea medio vacía. Así, se puede convenir que al Alavés «todavía» le quedan dos jornadas para lograr la permanencia; que el partido del próximo domingo en la Romareda llega en buen momento porque el Zaragoza está en fase de descomposición aunque en San Mamés no colgó las botas; y que, en caso de volver de la capital maña con los tres puntos y algún rival al alcance de una victoria, el todo o nada se jugará a una carta en feudo propio ante el Deportivo, aunque probablemente los gallegos llegarán necesitados de puntos para obtener premio europeo. El Athletic ha escalado posiciones y puede sellar la permanencia el domingo, pero el desplazamiento hasta la playa de Riazor no será, precisamente, un viaje de placer, ya que el Deportivo mantiene su lucha por lograr un puesto UEFA. Si los resultados de la penúltima jornada no acompañan, la despedida en la Catedral, ante un Barça sin mayor motivación que la de ser homenajeado antes del pitido inicial, puede ser un buen bote salvavidas. La Real tiene más cerca la meta de los 41 puntos, lo que, como dicta el pesimismo, no es tan fácil cuando ya ha desperdiciado dos oportunidades consecutivas. El optimista dirá que a la tercera va la vencida, con permiso del Celta, que se desplazará a Anoeta en busca de su última y difícil opción para «robar» a Osasuna el billete de la Champions. Y en caso de extrema necesidad, el último cartucho se quemará en Montjuïc ante un Espanyol que podría estar en los mismos aprietos. Completar estos cálculos cuando los equipos implicados directamente junto a Athletic, Real y Alavés son tantos Cádiz, Racing, Betis, Espanyol y Mallorca puede cansar más que correr detrás del balón durante noventa minutos.
Osasuna, altos vuelos
Osasuna este año viaja en otra categoría dentro del avión liguero, como ratificó ayer en el Calderón. La única cuenta pendiente es la de rematar la jugada en el rebautizado Sadar, ante el Valencia en la última jornada. Pero antes tiene la oportunidad de seguir sumando puntos a domicilio de tres en tres. Si el domingo consigue la victoria en el Sardinero, no sólo se habrá asegurado el certificado de Champions League, sino que además hará un gran favor al resto de equipos vascos; o al revés: si la Real impide el triunfo del Celta en Anoeta, y el Sevilla pincha, tendrá pista libre para partir hacia el destino soñado.
Como se puede observar, fútbol es fútbol... siempre que
no se entrometan las calculadoras, los maletines y, ¡quién lo iba a decir!, la
meteorología. -
Continúa el baile con la fecha de la última jornada
IRUÑEA
«La lluvia en Sevilla es una pesadilla». Este
puede ser el nuevo lema con el que muchos recuerden lo que está sucediendo con
el calendario liguero tras el chaparrón que cayó sobre el Sánchez Pizjuán el
pasado 23 de abril, que obligó a aplazar el Sevilla-Barcelona correspondiente a
la trigésimo cuarta jornada. Ese aplazamiento, unido a la falta de previsión de
la Liga, al éxito europeo de ambos equipos que disputarán las finales de la
UEFA, el día 10, y de la Liga de Campeones, el 17 y a lo apretado del
calendario de una competición que disputan veinte clubes, ha provocado un hecho
insólito: a falta de dos jornadas para concluir el campeonato, y a un mes de que
se inicie el Mundial de Alemania, no se conoce con certeza la fecha en la que se
disputará la última jornada.
Ayer, la Junta de Primera División de la Liga de Fútbol
Profesional (LFP) aprobó que el Sevilla-Barcelona se dispute el domingo 14 de
mayo y que la última jornada se retrase al sábado 20 con la participación de los
jugadores internacionales. Según explicó el representante del Celta, Sabino
López, se acordó también impugnar ante la Justicia ordinaria en Suiza la
resolución de FIFA que impedía que el campeonato de la LFP retrasara su final al
20 de mayo, como habían acordado la Federación Española de Fútbol, la Liga, el
Sevilla y el Barcelona.
FIFA exige la finalización de todos los campeonatos el
14 de mayo para que los futbolistas disfruten de un periodo de descanso
obligatorio de ocho días entre el 15 y el 22 de mayo antes de
incorporarse a sus respectivas selecciones para preparar el Mundial. Por ello,
únicamente autorizó que, de forma excepcional, el Sevilla-Barcelona se disputara
el 20 de mayo y sin jugadores seleccionados. Tras conocerse esa decisión, tomada
hace seis días, la Federación anunció que, «con el parecer favorable de la
Liga», el Sevilla-Barça se jugaría el 20 de mayo. Los clubes disconformes,
encabezados por el Celta, pidieron la convocatoria de la Junta de Primera.
La decisión final queda en manos de la Justicia suiza.
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